Que Andalucía esté en manos de un relojero como Juan Marín es producto de un sistema de partidos donde los más mediocres llegan al poder sustentados por estructuras artificiales creadas en su propio beneficio. Un tipo sin carisma, incapaz de atraer a sus propios afiliados o de crear ilusión entre los suyos, es quien de verdad maneja los hilos de la actual Junta de Andalucía. Moreno Bonilla y Bendodo están, en realidad, secuestrados por Marín y su tropa
Lo primero que hizo al llegar a San Telmo es crear fronteras artificiales entre su consejería y la de presidencia. Ni todos para uno ni uno para todos. Y traerse a todo el clan de la manzanilla a Sevilla.
Marín pescador era el único candidato que tenía lo de Ciudadanos con dinero y recursos para hacer la campaña para las primeras primarias por Andalucía, por orden de Rivera. Los demás solo tenían poder en sus taifas y carecían de medios y recursos para salir de sus madrigueras. Así, el adelantado Marín se metió en el coche con su cuñado, Pier no doy una, para recorrer Andalucía y presentarse como la solución a todos los males de los 40 años de gobierno del PSOE en Andalucía. Al puñado de afiliados que tenían les “aconsejaban” el voto a Marín.
Y de aquí a la eternidad del parlamento de Andalucía. Era la época cuando Cs era socialdemócrata, cuando Rivera hacía los famosos desnudos en campaña. Y en eso el PSOE, que acababa de romper con IU en el gobierno, necesitaba una muleta para afianzar el poder en Andalucía ya que carecía de mayoría suficiente. Y apareció Marín Pescador para apuntalar al PSOE en minoría. Un pacto de gobierno entre dos partidos que bebían entonces del néctar de la socialdemocracia. Un pacto que luego intentó repetir Rivera con el PSOE de Pedro Sánchez cuando Rajoy se hizo el gallego y no se presentó a presidente de gobierno.
Era la época en que diputados de Cs se reunían con denunciantes de corrupción de Andalucía y algún periodista en la sede regional – fui testigo de ello – y aquellos diputados tomaban notas y notas y más notas en grandes cuadernos de cuadros estilo Aznar. Luego resultaría todo una quimera, una mentira. No hicieron nada con la información más allá de meterla en un congelador. Muchos señalamos entonces a Marín como responsable de enterrar toda esa información. Se paralizó en aquel momento cualquier intento de reforma o de lucha contra la corrupción denunciada. De hecho, Cs nunca estuvo interesada en averiguar nada, en saber si aquello que se le dijo era o no cierto.
El apoyo a aquel gobierno terminó en diciembre de 2018, cuando Susana Díaz convocó elecciones lejos de Pedro Sánchez. Y perdió la mayoría. Necesitaba otra vez de Marín pescador, pero en esto apareció un Rivera que ya no era socialdemócrata y quería meterse en la cama con el PP andaluz. Y, por ello, Marín rompió su historia de amor con Susana Díaz y se entregó en los peperos brazos de Moreno Bonilla. Nacía una estrella.
Susana como mujer despechada, rompió todo lazo, todo contacto con Marín. Le devolvió las arras, el anillo y el rosario de su madre. Y fue hasta el obispado a anular aquel matrimonio político. Rivera dio la orden y el virrey Marín cumplía lo que le decía su señor. Matrimonio de conveniencia con los de Bendodo, ese que ahora habla más con Marín que con su mujer. Y en Madrid, tras romper con Sánchez se echaban en los brazos de Casado, pero para robar el espacio a la derecha de la derecha. Y esto fue lo que los mató en el parlamento nacional. Y pasaron de 57 a 10 miserables escaños. El electorado le enseñó la puerta de salida a Albert, que se fue, pero con Malú.
Luego llegó la gestora controlada por el enemigo de Marín, Fran Hervías. Y empezaron a pelearse por los compromisarios del mes de marzo para apoyar a la princesa Arrimadas. Quien gane el congreso gana las sillas de Cs en Andalucía. Y Marín y su tropa sanluqueña lo sabe. Los de Málaga que desembarcaron en la consejería de Educación empujan ya más que el actual alcalde de Granada, un ex de Susana reconvertido en minoría que no pinta ya ni los días aciagos del calendario, que se está llenando de telarañas.
Ahora hay listas en Cs de buenos y malos. El antiguo relojero sanluqueño Marín ya no está de perfil. Quiere ajustar cuentas con los de Madrid una vez que el todopoderoso Rivera se fue. Y tiene una lista de nombres para eliminar. Empezando por Hervías y señora. Apoya a Arrimadas como quien apoyó a Franco después del alzamiento y del golpe de estado. Pero hay muchos que se la tienen jurada. Todos los que no tienen cargos, ni títulos ni ínsulas ni son del clan de la manzanilla. Y las sibilas de bajo guía ya le han advertido: ten cuidado con los idus de marzo.
Gracias, Antonio por este artículo. Me has aclarado y confirmado mi pesamiento. Soy ciudadana de a pié y a Marín lo tenemos bien calado. Queremos un Gobierno Andaluz que arregle muchísimas cosas que han destruído durante 40 años. Lo prometieron y es una pena que se quede sólo en promesas. Qué desencanto.
¡Gracias Antonio! qué frío me dá ver a ese hombre(Albert) sin ropa. El artículo un resumen veraz del poderío glorioso y novelesco de los reinados políticos de actualidad. Madeja chupostera.