Ahora que la libertad de expresión está de moda, concepto que siempre se viste con lo más vulgar del armario, es el momento oportuno de hacer algo elegante con esa expresión
Félix Romeo fue un escritor zaragozano que murió hace pocos años cuando apenas sobrepasaba la cuarentena. Estaba en la casa de su amiga y también escritora Aloma Rodríguez cuando éste vino a hacer una visita a sus amigos madrileños. Se quedaba a dormir en casa de ella y una mañana, mientras estaba solo en ese hogar, se sintió indispuesto de una manera definitiva.
Pablo Hasél es un mal rapero con peor gusto que haciendo rimas. Odia demasiado. Pienso en esta frase que acabo de escribir y me doy cuenta de varias cosas, la primera, que es una frase corta, como también lo demuestran las entendederas de la misma.
El odio no tiene distintas intensidades, el odio siempre es la máxima intensidad del sinsentido. Pero el que carece de él, merece que se le analice con una frase corta y sin un significado correcto. La segunda y última cosa de la que me doy cuenta, tampoco voy a estar todo el artículo explicando porqué este personaje hace lo que hace, es la reiteración en sus errores y su obsesión por sus enemigos. Es más, podemos compartir algunos, pero desearles la muerte sería darles un descanso que no se merecen. Perder la libertad siempre es el peor de los castigos y tú te estás dando cuenta de ello ahora. Has demostrado que vas siempre un paso por detrás de lo que la inteligencia camina y te tropiezas siempre con la misma piedra, tu cabeza enladrillada, como el viejo guiñol de Canal Plus de Van Gaal.
Félix Romeo, un maravilloso escritor
Años antes de morir, después sería difícil, definitivamente uno se mimetiza con lo que escribe- y es la demostración de que me estoy haselizando-, Félix Romeo había entrado en la cárcel por no querer hacer el servicio militar. Se declaró insumiso y lo hizo con la paz que en consecuencia había que tener. No armó ningún escándalo, no le deseó la muerte a nadie, ni escribió artículos o libros donde expulsar una rabia que hubiera tenido todo el sentido del mundo. Tampoco fue a una universidad para ver si el conocimiento de forma súbita entraba en él para salvarle. Félix Romeo era un maravilloso lector y escritor, así que su talante era analítico y por tanto calmado. La intensidad solo la mostraba en la amistad y en el amor a los suyos, que es donde hay que hacerlo. Aceptó el castigo que esa lamentable ley dictaba y cumplió su pena de cárcel. Puede que ese tiempo en prisión le encogiera el corazón de una manera, que se hizo definitiva unos años más tarde en una mañana de Madrid.
Hay quien piensa que hoy se debate todo y que no es necesario hacerlo. Yo creo que todos los debates son necesarios, que discutir, palabra que algunos piensan que tiene una connotación negativa y que deriva en agrias diferencias, es sano y enriquecedor cuando las partes tienen la mínima empatía por el que no piensa como él, pero que respeta que lo haga. Hoy no se respetan las opiniones. Hoy se quiere tener razón por encima de demostrar con argumentos que se tiene. Todas las opiniones se pueden dar, pero lo que no se puede es juzgar cada una de ellas.
Espero que, si sale algún cantante o grupo musical deseándole la muerte a los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero, actúen de la misma manera condescendiente que con la vergüenza de los raperos españoles
La Santa Inquisición es algo que se hizo aquí, pero la historia y las costumbres de un país se pueden cambiar, si es que nos damos cuenta de que están mal. Eso sí, la libertad debe ser para todos igual y espero que, si sale algún cantante o grupo musical deseándole la muerte a los hijos de Pablo Iglesias e Irene Montero, actúen de la misma manera condescendiente que con la vergüenza de los raperos españoles.
Por un lado, está mi paisano Kase O, el rey del rap en español, elegante, pero también claro en sus argumentos, defensor de la libertad, pero no una bestia tarada que embiste sin ningún sentido. Y luego un Pablo Hasél que ni rima bien ni escribe buenos conceptos ni sabe meter la frase para que encaje con la música. A mí me hubiera bastado con que Hasél se hubiera marchado con la música a cualquier otra parte que no fuera la cárcel. Su mal gusto es evidente, su falta de humanidad también… pero eso, en una sociedad que se quiera libre, no puede ser motivo de encierro.
Félix Romeo aprovechó su estancia en prisión para entablar relación con el resto de presos, y en especial con uno de ellos, que le sirvió en un futuro para escribir su libro Noche de los enamorados, metáfora perfecta de los que acaban en la cárcel por defender la libertad del pueblo y que, por supuesto, Pablo Hasél no es representante de ellos. Noche de los enamorados, la oscuridad de un techo que esconde unas estrellas que bailan dentro de esa habitación. Solo defienden la libertad los que están enamorados de la vida. El que desea muerte, muerto está.
Que nuestra democracia no es perfecta es algo que sabíamos sin necesidad de que Pablo Iglesias nos lo dijera. Yo estoy de acuerdo en la frase, pero no por las mismas razones que el vicepresidente segundo. Con las mías él nunca tendría ese puesto que ocupa, y estoy seguro que, con ello, ya no le gustaría tanto compartir concepto. Cuando se pueda revocar el voto, empezaré a tomar un poco más en serio a la clase política.
Él sí que acepta el poder que esta democracia muy mejorable le da, pero reniega de las partes donde sus ideas se separan de la misma. Que es un interesado es algo que comparte con el resto de chusma política. Esto no es cuestión de ideologías, sino de partidos y su aprovechamiento de las leyes imperantes. A este señor no le gusta que los policías agredan a unos manifestantes violentos si defienden sus postulados y los de su partido, pero bien que le gusta que le protejan estos, cuando se encuentra en su chalet con su mujer y sus hijos, y el miedo lo empieza a sentir él.
Finalmente, Félix Romeo salió de una cárcel en la que estuvo por no querer perder el tiempo vistiéndose de caqui y pegando tiros a una diana de plástico, o salir a correr 10 kilómetros con un macuto a la espalda. Ese fue su delito en una España, que también se presumía democrática a principios de los años 90 del siglo pasado. En ese momento, ningún partido político salió en defensa del escritor, ni ningún medio de comunicación se hizo eco de la noticia.
Creo que la sociedad ha mejorado como conjunto, que se replantea más cosas en sus cabezas, el debate, como escribía en un párrafo anterior. Solo el ruido de la calle hará que se mejore la calidad de nuestra democracia, que busca seguir silenciada por unos partidos políticos que se benefician de ella, la mayoría de los medios de comunicación que les hacen el trabajo sucio a estos y un poder económico que ve todo esto desde arriba mientras se fuman un puro tan grande como nuestras cabezas.
Los primeros pasos fuera de la cárcel de Félix fueron grabados por una cámara de cine. Detrás de ella estaba Fernando Trueba, uno de los amigos que estaban esperándole. Una vida de película. La banda sonora la volvía a poner el gran Labordeta, el abuelo de todos nosotros y de la gente de bien: “Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos una tierra que ponga libertad”.
Comparto cada una de tus palabras. Gracias Manu.