Lola, de Jaén, está muy preocupada por la tardanza del Servicio Andaluz de Salud en citarla para la revisión preceptiva: «Esta intervención debe tener una revisión anual, porque los restos de meningioma pueden crecer, atravesar la membrana cerebral y convertirse en un cáncer cerebral»
Lola, de Jaén, fue operada de un meningioma (tumor que surge de las meninges, que son las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal) en la cabeza en el Hospital Universitario de Jaén. Le quedó un resto en el ojo izquierdo, al parecer inoperable, y le dieron radioterapia fraccionada.
Los restos de meningioma «tienen que tener una revisión anual, porque pueden crecer, atravesar la membrana cerebral y convertirse en un cáncer cerebral«, o sea, en un glioblastoma. «Los neurocirujanos de Jaén no hicieron ningún control de mi patología por medio de la radiofísica. Así, me derivaron al Servicio de Neurocirugía de Granada, donde me han visto durante dos años, pero en 2023 no he pasado ningún control y tengo pillado el trigémino (el nervio más voluminoso de los pares craneales que constituyen el sistema nervioso periférico encefálico), con grandes dolores y molestias continuas. Esta es la situación de la sanidad andaluza», cuenta Lola a EL LIBRE.
«El dinero público se está desviando a lo privado»
«Si tienes dinero, tienes salud. Que nos se nos olvide, que es lo más fuerte: el dinero público se está desviado a lo privado«, denuncia esta paciente del SAS.
Por su parte, el gerente del Hospital de Jaén, Francisco Javier Vadillo, reconocía ante el Defensor del Pueblo Andaluz las carencias de su centro: «Como es conocido por la Consejería de Salud, en nuestro hospital existe un déficit de facultativos de Anestesiología con la consiguiente disminución de sesiones quirúrgicas disponibles. Desde el inicio de la pandemia SARS Cov2 (año 2020), el Servicio de Cirugía General ha pasado de 13 quirófanos programados semanales disponibles a sólo cuatro o cinco durante estos últimos dos años. En este sentido, actualmente las escasas sesiones quirúrgicas programadas disponibles se destinan a intervenciones de pacientes oncológicos hasta en el 95% de los casos, en detrimento de patologías teóricamente benignas, pero que son muy limitantes y con un alto grado de merma en la calidad de vida de los pacientes».
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