neuralgia del trigemino

Una ilustración que representa la neuralgia del trigémino.

Salud

Fabiola Aguilar, con neuralgia del trigémino, lleva esperando más de seis meses para ser operada en el SAS… con la autorización preferente firmada por el cirujano y el preoperatorio realizado

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La neuralgia del trigémino es una afección que provoca sensaciones dolorosas similares a una descarga eléctrica en un lado de la cara. Esta afección de dolor crónico afecta el nervio trigémino, que trasmite las sensaciones de la cara al cerebro. Si tienes neuralgia del trigémino, incluso la estimulación leve del rostro, como al lavarte los dientes o al maquillarte, puede desencadenar un dolor atroz repentino

Fabiola cuenta en EL LIBRE su enfado con el SAS, que se suma al de miles de ciudadanos andaluces que siguen esperando y esperando y esperando una cita con el especialista, una prueba diagnóstica, un tratamiento de rehabilitación o, como en este caso, una operación preferente: «El cirujano me vio el día 1 de febrero de 2023 y me dijo que necesitaba una intervención quirúrgica. Me puso en preferente y, ese mismo día, firmé los papeles para dicha intervención. A los 10 días, me realizaron el preoperatorio y aún estoy en espera«.

Esta mujer granadina de 55 años de edad, afincada en Santa Fe, sufre dolores muy fuertes que brotan en las encías, la nariz y los ojos. «Hay días que no me puedo ni lavar la cara por no poder rozarme. Es sólo una pincelada del dolor que tengo para que los lectores se hagan una idea. Estoy con una medicación muy fuerte que me limita mucho el día a día y, aún con eso, me sigue doliendo. Estoy dopada. Si no, no podría vivir», subraya Fabiola. 

«Yo he puesto hojas de reclamaciones en Traumatología del Hospital Virgen de las Nieves y me dicen que sólo hay dos quirófanos en el Hospital Virgen de las Nieves. A la última reclamación ni me han contestado siquiera», añade.

La directora gerente del centro, María Ángeles García, contestó a Aguilar por escrito a una de esas reclamaciones de la siguiente manera: «Recabada información al respecto de la dirección de la Unidad Asistencial mencionada, nos transmite sus disculpas por la demora, informando que «tomamos en consideración la situación de la paciente en lista de espera y la programaremos lo antes posible».

Esta es la carta de respuesta de la gerente del Virgen de las Nieves al caso de Fabiola Aguilar. / EL LIBRE

«No entiendo esta demora. Tengo firmada la autorización de la operación por parte del neurocirujano», remarca Fabiola, desesperada de dolor.

La situación de Fabiola es la de muchos andaluces que tienen que pelear cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día de cada mes por lograr un sueldo que, en muchas ocasiones, no se puede considerar digno: «Llevo ocho años trabajando de camarera en un restaurante como fija discontinua tres horas al día, pero ahora estoy de baja. Tengo parada toda mi vida por la enfermedad. Ahora tengo sólo un trabajo, porque me despidieron del instituto, donde trabajaba cinco horas y media al día como limpiadora, y me he quedado con el de tres horas. Yo, con 545 euros de sueldo, sólo tengo para pagar facturas, no para vivir. En España, vamos por el camino de Argentina, esto es horrible».

Asimismo, el fuerte tratamiento contra la neuralgia del trigémino tiene otras consecuencias: «No retengo bien la información, me falla la memoria porque estoy muy dopada. Si me tienen así, ¿cómo puedo llevar mi vida para adelante? Tomo un tratamiento de pastillas muy fuerte que me dejan dormida, me dejan lista de papeles».

La propia Fabiola Aguilar narra, en términos coloquiales, en qué consiste la operación que le tienen que realizar: «Tengo una arteria que me está pisando el trigémino y me tienen que operar. Me tienen que levantar la arteria, poner una especie de esponjita y luego colocar la arteria de nuevo. Me tienen que abrir por la oreja».

Cada persona tiene su cruz. Cada individuo tiene una historia única que contar. La de Fabiola está repleta de lucha y superación, de muros, de pruebas cada vez más difíciles. Además de su lucha diaria contra la enfermedad, contra la mala gestión del SAS y contra las precarias condiciones laborales, Aguilar es tutora de su hermano, que tiene esquizofrenia y síndrome de Diógenes. «Hemos conseguido, por medio de una trabajadora social, que ingrese en la Residencia San Juan de Dios de Málaga, pero a los seis meses le darán el alta. Se me junta todo».


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