Ha pasado la primera mitad del primer mes de este 2024 y no ha pasado nada que merezca la pena especialmente. Ha hecho más frío, pero quien debía haberse congelado no lo ha hecho. Por lo demás, todo ha ido como siempre, un pasar de los días de manera ordenada y acompasada
Algunos se pensaban durante las navidades ya pasadas, y esperemos que tarden mucho tiempo en llegar las siguientes, que el cambio de año conllevaría cambios extraordinarios. Lo que no sé es en qué consisten para ellos esas modificaciones. Puede que pensasen que nos iba a salir un cuerno en la cabeza o que nos saldrían alas y podríamos volar por encima de nuestras posibilidades económicas o estupefacientes. Tanto monta, monta tanto.
El tiempo pasa mientras el ser humano sigue ilusionado. Una ilusión que consiste en sentirse ilusionado, valga la redundancia. Pero es que esa ilusión no es por algo en concreto o por varias de ellas. Una ilusión en abstracto para que no se nos embote el cerebro, tan saturado que sueña con que sus conexiones se resquebrajen por su lado más débil, la realidad. Empezar a ir al gimnasio en enero sólo tiene sentido si se te ha estropeado el termostato del agua caliente de tu ducha. En algún lugar hay que ducharse y, por suerte, los hombres vigoréxicos pasan casi todo su tiempo en la sala luciéndose y no en las duchas. El ego ensucia todo lo que toca, razón de más para no usar ninguno de esos aparatos y pasar directamente a los vestuarios.
Sobrevivir debe ser el único propósito de cada año nuevo. El ser humano es un despropósito en sí mismo. Todos lo somos en mayor o menor medida, pero no se salva ni dios, empezando por un servidor, que sigue sin entender casi nada de lo que ocurre y cuál es su finalidad. Una vida y un mundo que funcionan por automatismos. Una maquinaria perfectamente engrasada para tocar el único horizonte palpable, la obsolescencia programada. Si no nacemos rotos, nos estropearemos por el camino. Nunca me ha importado que me tiren a la basura cuando pensaban que ya no les funcionaba. Siempre ha habido alguien que ha sabido ver en mí nuevas vías lo suficientemente interesantes hacia un descarrilamiento futuro que, tarde o temprano, llegaría con total seguridad.
La vida será hacia fuera o no será
Este 2024 será todo exterior. La vida será hacia fuera o no será. Ser una planta de interior evita el deslumbramiento directo y lo que no hay que ver siempre está fuera y te chocas con ello con la esperanza de no haberte perdido ni un solo detalle. La esperanza debe seguir siendo lo último que debe perderse. La dignidad de manera colectiva la perdimos hace mucho tiempo y dejamos de buscarla al día siguiente de perderla.
Sal a la calle y observa. Mézclate con lo visto si crees que merece la pena. Si te equivocaste, acertaste por partida doble. A la intemperie todo vale menos buscar refugio. No hagas planes, pero sigue tu camino. Piérdete solamente si la vereda está llena de barro, si el camino está lleno de escombros o la ciudad llena de edificios se convierte en un descampado.
Queda con tus amigos de siempre y habla con ellos de las mismas cosas a las que estáis acostumbrados. Con los amigos la evolución siempre acaba en involución. Ama a una sola mujer, pero no dejes de fijarte en que hay más. En la variedad está el gasto de energías vacías de todo contenido. El buen gusto está en dejar a esa mujer cuando ya no la quieras o cuando notes que es ella quien ya no lo hace. En 2024 estos valores deben seguir permaneciendo.
Y poco más que decir. Pronto volverá a llegar diciembre, aunque ahora parezca algo muy lejano. El bucle empezará en ese momento por el final para dejarnos como al principio de este texto, de este año y de esta vida. Disfruten mientras tanto, porque podría ser peor y comportarnos de manera inteligente. La supervivencia de nuestra especie está garantizada mientras tanto. Cuando dominen los pensantes, el ser humano estará abocado a su desaparición. Una extinción provocada, salvadora y de justicia. Todos sabemos que sería lo mejor, pero nos empeñamos en hacernos los tontos sabiendo que logramos la excelencia en esa cualidad hace demasiado tiempo.
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