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calamaro

El cantautor argentino Andrés Calamaro.

Opinión

Calamaro presidente

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Hace tiempo que no escuchaba a Calamaro, y no sé la razón por la que dejé de hacerlo. Uno se distrae, y pasan varios años. Durante ese tiempo, Calamaro y servidor flotamos sobre el mismo limbo de manera independiente. Él seguía sin saber de mí y yo sí que sabía que me había olvidado de él. La memoria es muy selectiva, como bien saben los seguidores de cualquier ideología. Que la verdad no te estropee una buena utopía. Yo soy un soñador, pero no un gilipollas

La ideología es el lugar donde van a parar las ideas ahogadas, que son el morir. En el mar se vierten junto al petróleo, las botellas vacías, los condones y los tampones. La ideología es el vertedero de las ideas. Gasolina que incendia la razón, ideas criticonas y poco puras. Algunas son de plástico y se rompen con la facilidad de las mascarillas a las que puede acceder el pueblo no privilegiado. El virus ideológico se contagia por medio de la estupidez. Yo he visto a gente congestionarse por intentar defender a su amado líder. Se ponía rojo y no era de vergüenza, ni por coincidir con el color asociado a uno de estos disparates. No hice nada por ayudarle, quería ver como acababa todo eso, y por desgracia acabó mal. Se le pasó la tontería y empezamos a hablar de música, de libros, de las mujeres que nos gustaban. Me gustaría haber seguido viendo cómo continuaba la cosa, en esa cabeza convulsa en la que los pájaros no intentaban anidar. Donde no hay solidez no se sostienen ni los huevos (colganderos) ni las almejas más abiertas al calor de una imaginación demasiado pervertida. Lo que quiero decir es que, si le hubiese explotado la cabeza, nadie hubiera notado la diferencia. Es lo que tiene que estén huecas.

Calamaro acaba de sacar una versión de su canción Bohemio, donde ha colaborado Julio Iglesias. En el videoclip, son sus versiones animadas las que dan veracidad a la historia. Un bohemio es un personaje de dibujos animados que parece que ni sufre ni goza de manera exacerbada. Se deja llevar por la mano del dibujante o ilustrador, de la misma manera que lo hace con su falta de dinero y de ganas de cambiar su vida, ya de por sí fantasiosa.

A Calamaro ahora se le llama facha por defender la tauromaquia, e ir una vez a un mitin de VOX, a ver qué se contaban esos amantes y nostálgicos de Paquito el Chocolatero. Ni volvió a ir ni defendió nunca un postulado de esos trogloditas. Pero uno de los bandos abducidos decidió no perdonárselo nunca. Joaquín Sabina es un defensor de la fiesta nacional y amigo de la familia Real, pero parece ser que todo es muy relativo en las teorías de estos especímenes. Mary Shelley fue una adelantada a su tiempo, cuando creó un personaje que definiría a la clase ideológica española, Frankenstein (o eres de Franco, o de esos relativistas con sus teorías interesadas). Vargas Llosa es malo, pero de Pablo Neruda callan como si fueran putas. Les recomiendo que se estudien la biografía de uno de sus referentes culturales. Un maltratador de mujeres, que abandonó a su hija enferma y reconoció una violación. Y por qué no decirlo, un poeta coñazo.

Si yo fuera a un mitin político, también lo haría por hacer la gracia. Ver tantos payasos juntos tiene que ser divertido. Disfrazarme de uno más de ellos por fin tendría sentido. Tanta nariz roja por no soportar las mentiras que nos cuentan desde la tarima, unos pinochos de madera y hueso. Pintarnos la cara de blanco, ante la palidez mortecina de las almas que escupen al micrófono. Fantasmas que proporcionan sustos de muerte.

Andrés Calamaro sacó un disco que se tituló Honestidad Brutal, que impide la pertenencia a cualquiera de estas organizaciones maliciosas y a sus serviles secuaces. La verdadera independencia no tiene que ver con los territorios, sino con las ideas que cada individuo tenemos. Somos muchos los que nos negamos a la bipolaridad de la sociedad. O eres del Madrid o del Barsa. Soy del Zaragoza, que es algo aún peor. De izquierdas o de derechas. Soy de mis entrañas y de quienes me las calientan. De El País o el ABC. Prefiero cualquier cómic, que tiene menos ciencia ficción. La SER o la Cope. Siempre escuchar canciones que ni hablen del Dios de los ricos ni del becerro de oro socialcomunista. En definitiva, como se titula otra de las canciones del gran Calamaro, prefiero ser un «socio de la soledad”.


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Un comentario

  1. Jose Ramón Talero Islán

    D.Manuel Gálvez mi más sincera felicitación…genial su escrito,lleno de verdad,libertad y sin hipocresías.Saludos cordiales.

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