Aguanta, Lina, aguanta

A Catalina García, consejera de Salud de la Junta de Andalucía, le gusta que la llamen así en su círculo más cercano. Tras la publicación de las listas de espera, su ‘presi’ tendrá que tratarla con más mimo y cariño con tal de que no desespere y lo deje tirado

Los datos son peores que nunca por mucho que se afane esta señora en desmentirlo. Las comparaciones con tiempos pasados en los que gobernaba el PSOE ya están trasnochadas y fuera de lugar: cinco años de gobierno del PP y con presupuestos históricos que no repercuten en el día a día de los usuarios de nuestra sanidad pública, colas en los centros de salud desde primeras horas de la mañana para conseguir cita con tu médico de cabecera y, una vez conseguida, si precisas ser valorado por un especialista, meses y meses de espera hasta ponerle nombre y apellidos a tu enfermedad y poder tratarla.

Toda una carrera de obstáculos que el paciente tiene que ir salvando con mucha dificultad y esfuerzo cuando su estado de salud no se lo permite, pero ella anda muy afanada en cómo conseguir reducir esos números de pacientes de lista de espera en las estadísticas y no en cómo darles solución a su problema en un tiempo razonable.

Las consultas de acogida por parte de enfermería dificultan que el paciente acceda a su médico de cabecera, no vaya a ser que a este se le ocurra derivarlo al especialista. Y la teleconsulta no cuenta como primera consulta para el especialista. De esta forma, doña Lina ha conseguido reducir en las estadísticas el número de pacientes en esa lista de espera, pero no su demora, que ha aumentado con respecto al año anterior.

Desde el Hospital Regional de Málaga se quejaban sus facultativos de que estaban suprimiendo las jornadas de tarde (continuidades asistenciales) que se venían realizando para reducir la demora en consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones quirúrgicas. La consejera sale al paso diciendo que ya no son necesarias porque en este hospital ha habido una reducción importante en sus listas de espera. Tras haber estado un año ocultando los datos sobre lista de espera se ha podido ver que miente sin reparo alguno.

A doña Lina le trae esto sin cuidado. Se ahorra dinero en esas continuidades asistenciales tan necesarias no sólo en este hospital sino en otros tantos con listas de espera desorbitadas y lo emplea en el Programa de Polimedicados de Atención Primaria (AP) para reducir el número de prescripciones a los pacientes y no su demora. Con ello tratará reducir el gasto farmacéutico.

Desde el pasado mes de junio, los facultativos de AP dedican dos días en semana en jornadas de tarde a este programa revisando listados de pacientes mayores de 65 años, pacientes con cuidados paliativos y pacientes con enfermedad terminal que tengan prescrito más de 5 medicamentos con el lema de hacer un uso racional del medicamento y por seguridad del paciente. Esto, que suena muy bien, puede ser discutido por cuanto esos pacientes no están polimedicados por su gusto. Ha sido su médico el que se los ha prescrito y, a la hora de hacerlo, ha debido tener en cuenta su historial, su necesidad, si le resulta beneficioso o no y sus interacciones con otros medicamentos que estuviese tomando y si precisa de renovación. Dado esto por hecho, el ciudadano de a pie pudiera entender con esto que, al no disponer del tiempo necesario para ver a sus pacientes en condiciones, los médicos de cabecera están prescribiendo a discreción sin reparar en más detalles con tal de terminar rápido con ese paciente y pasar al siguiente y así doña Lina podrá seguir contando los millones de consultas realizadas, que es lo que a ella le gusta.

Este programa de polimedicados, como se puede apreciar en el cartel donde se anuncia, es un programa de «productividad» mediante abono de cantidad económica a los profesionales que realicen revisión de polimedicados en jornada no ordinaria.

Su presi le habrá dicho que lo está haciendo muy bien y así ella lo manifiesta sin compasión alguna hacia esos miles de pacientes a los que la espera desespera agravando su enfermedad cada día que pasa.

El que le dejó este marrón hoy está sentado en su mullido sillón cantando por sevillanas lo feliz que es con su gente, esa del PP con la que ha conseguido ser nada más y nada menos que presidente del Parlamento de Andalucía, algo inimaginable para un modesto médico de familia de un pueblo cordobés.

Aguanta, Lina, aguanta, que serás recompensada de igual manera. Lo estás haciendo requetebién y, de seguir así, en poco tiempo lograrás que nuestra sanidad pública pase a la historia. Para entonces, bailarás con Aguirre por sevillanas sintiéndote feliz con tu gente.