vivir dos veces peli

Un fotograma de la película 'Vivir dos veces'.

Opinión, Sociedad, Solidaridad

Agradecimiento y responsabilidad hacia nuestros padres: un compromiso de vida

Comparte este artículo:

En verano, podemos estar más tiempo con quienes queremos y quienes nos quieren. Nuestros padres nos dieron la vida, la propiciaron. Y nuestra madre nos tuvo en su vientre durante nueve meses, haciendo de ese refugio un lugar de calor, alimento y vida

Lucharon para criarnos y educarnos con amor, procurando abnegadamente nuestro bienestar. Es lógico que nos sintamos profundamente agradecidos por todo lo que han hecho por nosotros. A veces estos sacrificios son costosos. Cuando una madre está sin dormir por la noche porque su bebé le reclama a cada rato, puede preguntarse: «¿Esto será toda la vida? Envidio a los que pueden dormir«, pero eso no le impide seguir haciendo sacrificios y esfuerzos diarios.

La gratitud, el respeto y el cariño natural hacia nuestros padres nos debería impeler a cuidar de ellos al llegar a su vejez, período de sus vidas en que más lo necesitan. La debilidad física y los problemas de salud precisan que les apoyemos, y esta es una oportunidad de oro para devolverles todo el cariño y abnegación que ellos ya nos mostraron antes, hipotecando parte de sus vidas.

Esteban López escribe en Woman Essentia que es preciso acabar con los malos tratos que sufren las personas mayores. Cruz Roja alerta de frases tóxicas que podemos decirles, como: «déjame hacerlo a mí, tú ya no sabes hacer nada», o «es mejor que no vayas, con tu edad mejor quédate en casa», «no gastes en tonterías, tú ya no necesitas nada nuevo», «haces el ridículo echándote un novio a tu edad», o «papá, mamá, tú ocúpate de esto que no tienes nada mejor que hacer»… Lo que hacemos es subestimar sus capacidades, y eso, aunque no lo sepamos, también es maltrato.

El compromiso reflejado en la ficción

Esta temática también es explorada en el cine, como lo demuestra la simpática película Vivir dos veces (2019), donde Emilio (Oscar Martínez), que pierde la memoria, tiene un viaje con su hija Julia (Inma Cuesta) y su nieta Blanca (Mafalda Carbonell) en busca de su amor de juventud. El filme capta la decrepitud mental del que fue un profesor prestigioso, que se convierte tanto en desafío como una oportunidad para cohesionar a la familia. Nos recuerda la importancia de la responsabilidad y el respeto hacia nuestros padres.

Relevancia de los mayores en la sociedad

Las personas mayores son de especial relevancia para la sociedad. Aportan experiencia, sabiduría, visión histórica y son pilar y nexo de unión de muchas familias. En tiempos de crisis han supuesto también el principal apoyo económico para los que no tenían trabajo ni techo donde vivir y han tenido que volver a casa de los padres y abuelos. A pesar de ello, son objeto de discriminación, abuso y maltrato por el hecho de ser mayores. Una de cada seis personas sufre algún tipo de maltrato relacionado con la edad, según la Organización Mundial de la Salud, razón por la cual destacan que se trata de un problema de primera magnitud en la sociedad.

El maltrato a las personas mayores no se refiere solo a una agresión física, sino que hay diferentes tipos de malos tratos: negligencia, omisión de cuidados, abandono, edadismo (poner trabas en la participación social) o el infantilismo, entre otros. Pueden ser ejercidos tanto por personas de su entorno cercano como por profesionales, e incluso instituciones. Tal y como señala Cruz Roja, es necesario erradicar esta problemática invisibilizada y concienciar sobre que quien lo sufre también sufre vergüenza por no tener recursos de apoyo. Sienten que son vistos como generadores de costes sociales y sanitarios en lugar de personas activas de pleno derecho.

Un compromiso de vida

Así como en Vivir dos veces se ilustra la necesidad de enfrentar estas responsabilidades familiares, también en la vida real debemos ser conscientes de nuestra obligación de cuidar de nuestros mayores. Los signos del maltrato a los adultos mayores deben hacernos atentos a fomentar una cultura de respeto y valoración hacia nuestros mayores. Esto implica escuchar sus voces, promover su participación genuina en la sociedad y proporcionarles los recursos necesarios para disfrutar de una vida digna y plena.

En muchas sociedades antiguas, los ancianos eran profundamente respetados; se consideraba que la experiencia de la vida concedía un valor añadido y un profundo bagaje en sabiduría. Por eso se escribió: «La canicie es corona de hermosura cuando se halla en el camino de la justicia» (Proverbios 16.31). Se les honraba y respetaba por lo que eran como personas, y si alguien tenía necesidad material o de ser atendido por razones de salud, la compasión y el amor movía tanto a familiares cercanos como a la comunidad entera a ser solidarios. Esta es una gran lección para tener en cuenta hoy día.

En conclusión, nuestros padres nos dieron la vida y lucharon incansablemente para darnos un futuro mejor. Ahora, en su vejez, es nuestro deber devolverles todo el amor y cuidado que nos brindaron. La gratitud y el respeto hacia nuestros mayores no solo son actos de justicia, sino también de humanidad y compasión. Honrar a nuestros padres y cuidar de ellos en su vejez es una muestra de la calidad de nuestra sociedad y de los valores que realmente apreciamos. La película Cuestión de familia nos recuerda que este compromiso no solo es un deber, sino también una oportunidad para sanar, reconciliar y redescubrir el profundo valor de la familia.


Comparte este artículo:

Un comentario

  1. Bello artículo de verdad porque es todo tan cierto. Se podrían hacer muchos coloquios sobre esto en la actualidad, no se hacen lo suficiente y así estamos. Cruz roja tiene toda la razón. Gracias.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*