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La consejera de Salud de la Junta de Andalucía, Rocío Hernández.

Corrupción, Salud

Una médica intensivista denuncia que el SAS realiza «ceses y suspensiones de contrato incluso en situación de baja maternal»

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Lo ha vivido en primera persona Elena Gálvez, una doctora que desempeña su actividad en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva. EL LIBRE le da voz como una prueba más del ninguneo y maltrato al que el SAS está sometiendo a trabajadores y pacientes

Desde el año 2018, Gálvez desempeña su actividad como médica intensivista y cardióloga en el SAS, concretamente en el Hospital Juan Ramón Jiménez (previamente trabajaba en el SES, también en sendas especialidades), con un total de tiempo trabajado para la sanidad pública de 17 años, 11 meses y 16 días.

Con 44 años y después de esos 18 años, por fin el día 1 de enero del 2024 firmó un contrato con el Servicio Andaluz de Salud de interino vacante. Hasta esa fecha, ha estado trabajando en el SAS de forma ininterrumpida firmando un total de 26 contratos temporales con duración desde un mes hasta 12 meses (el más largo), inicialmente como cardióloga y, con la llegada de la COVID-19 en 2020, retomó su faceta de intensivista ante la emergencia sanitaria, para echar una mano a sus compañeros desbordados en la UCI. «Qué rápido se ha olvidado todo lo que hicimos; qué rápido se pasa de héroe a villano y qué poco considerados estamos por la Administración pública«, lamenta la doctora).

El pasado día 15 de junio, Elena Gálvez fue madre por primera vez. Estuvo trabajando como médico intensivista en la UCI hasta la semana 26ª de embarazo. «Hasta esa semana no se me concedió la prestación por riesgo durante el embarazo por estar empadronada en Sevilla, mientras que a otra compañera de mi servicio, en idénticas condiciones, se le concede en la semana 14ª por estar empadronada en Cádiz. En esas semanas, continúo con guardias de 24 horas (interminables por la importante presión asistencial en este centro y el estrés físico y emocional propio de nuestra especialidad).

«Esta desigualdad del INSS entre provincias a la hora de considerar el riesgo me priva del mismo derecho que mi compañera a poder descansar y percibir la prestación correspondiente, que Cádiz sí reconoce tres meses antes», denuncia la facultativa.

El pasado día 11 de julio, encontrándose de baja maternal, Elena recibió una llamada telefónica donde se le informa del cese de su interinidad vacante, pasando a un contrato virtual (al paro con la promesa de, una vez terminada tu baja maternal, recontratarte) desde el 11 de julio al 5 de octubre de 2024.

«Esa llamada me supuso una crisis de ansiedad»

Elena Gálvez describe con detalle todos los perjuicios que sufre debido a este ninguneo del SAS: «Recuerdo perfectamente esa llamada, porque me supuso una crisis de ansiedad (me faltaba el aire, me temblaba todo el cuerpo y no podía parar de llorar, y sentí un miedo que nunca antes había sentido, ya no por mí, sino por mi bebé, que no tenía entonces ni un mes). Este contrato virtual supone una pérdida de derechos en cuanto a días cotizados y computo de antigüedad a efectos de trienios, carrera profesional, servicios prestados y, puesto que es lo mismo que estar en paro, en el momento de incorporarme supone que, en los últimos tres meses, no he trabajado (estaba de baja maternal) y, por tanto, supone una pérdida de mi base de cotización y de salario, que se reduce en un 70%. Es decir, que en vez de considerar que mis últimos tres meses trabajados fueron los que precedieron hasta la semana 26ª de embarazo, lo que cuenta para el sueldo y para una potencial prestación por riesgo de lactancia son los últimos tres meses en los que, evidentemente, no he trabajado porque estoy de baja maternal (a día de hoy, mi hijo tiene tres meses y 21 días). Ante la pérdida manifiesta de dos tercios de mi poder adquisitivo, me veo casi obligada por el SAS a tener que incorporarme mucho antes de lo que quisiera, así como a tener que renunciar a permanecer con mi hijo hasta los nueve meses (tiempo de duración de la prestación por riesgo para la lactancia) y, por tanto, a sacrificar la lactancia materna».

Gálvez revela que la Consejería de Salud conoce este maltrato a los profesionales y mira para otro lado: «Con todo esto no pretendo contar mi vida ni dar pena. Y por supuesto, tampoco aspiro a que vayan a solucionar nada, puesto que son conocedores de todo ello y lo consienten, a pesar de sentencias en contra de esos falsos contratos virtuales«. Lo que quiere y necesita Elena, por una mera cuestión de dignidad, es poner de manifiesto públicamente varias quejas:

«Es falso que no haya médicos. Lo que ocurre es que se cansan de la precariedad laboral»

Hay «maltrato incesante del SAS a los profesionales». «Es falso que no haya médicos. Lo que ocurre es que se cansan de la precariedad laboral, encadenados a una inestabilidad continua de firmar una infinidad de contratos temporales», añadió Gálvez.

«El SAS realiza ceses y suspensiones de contrato incluso en situación de baja maternal (¿es esto legal?), dejando a las mujeres y a los recién nacidos en una situación de extrema vulnerabilidad e indefensión, con importantes repercusiones no sólo económicas, sino también psicológicas».

El SAS habla de contratos virtuales (que no se conocen en la legislación laboral) a mujeres en situación de baja maternal «para no decir que te mandan al paro».

Hay «desigualdad de criterios del INSS a la hora de conceder la prestación por riesgo por embarazo a mujeres médicas». El INSS concede la prestación de riesgo por embarazo en una misma situación clínica y especialidad «según tu código postal«, a juicio de Gálvez.

Los médicos «tragamos con todo»

Podría seguir con «el maltrato del SAS» hacia todos sus trabajadores (celadores, auxiliares, enfermeros, técnicos, etc.). Y todos ellos podrían exponer, seguro, otras injusticias del SAS, pero los sanitarios, especialmente los médicos, «tenemos entre otros muchos, dos importantes defectos: el primero es que somos conformistas, tragamos con todo, tan quemados que pensar en tener que hacer un esfuerzo para conseguir alguna mejora nos da miedo (sí, existen represalias)».

Según esta intensivista y madre, el segundo defecto, a la vez virtud, es que los médicos siguen siendo «unos enamorados y románticos» de su profesión y, por ello, siguen aguantando y aguantando y aguantando, a pesar de la poca consideración y del maltrato («somos los médicos con mayor precariedad laboral de Europa y con peores sueldos»).


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2 comentarios

  1. Juana María Vaz Rodríguez

    Es una pena leer el caso de esta Doctora!!Vaya ninguneo del SAS y de la Consejería de Salud!!
    Mi sobrina cansada de esos contratos marchó a Gerona hace un añoY trabaja como enfermera en un hospital público desde entonces.Mañana me uno a la concentración!!

  2. Rafael Sánchez de Dios

    Si no ponemos fin a esta descarada trituración de nuestra sanidad pública vamos a volver a la sanidad de beneficencia y volverán las casas de socorro.
    Si sucede eso es porque la ciudadanía lo permite.

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