La muestra reúne más de 200 piezas funerarias de valor excepcional procedentes de la necrópolis de La Joya. El 80% de las obras se exhiben por vez primera, en una exposición que reproduce a escala real una de las piezas más emblemáticas de la necrópolis: el carro de la tumba 17
La exposición La Joya, vida y eternidad en Tartessos, que podrá verse en el Museo de Huelva hasta el 12 de enero de 2026, reúne más de 200 piezas funerarias auténticas procedentes de la necrópolis de La Joya, una de los más destacadas de la arqueología del sur de la peninsular. Muchas de las piezas seleccionadas han sido restauradas para la ocasión y se exponen por primera vez.
Esta ambiciosa muestra tiene como objetivo ofrecer una visión de la cultura tartésica integral y accesible a todo tipo de públicos, centrada en el que sin duda es uno de sus enclaves más emblemáticos: la necrópolis de La Joya. Asimismo, como gran atractivo, se ha recreado a escala real el carro de la tumba 17, la más principesca de las excavadas.
Un trabajo extraordinario
La exposición parte de un trabajo previo de investigación y selección desarrollado durante más de 10 meses por un equipo multidisciplinar, compuesto por hasta 10 especialistas en historia antigua, museografía y conservación del patrimonio. La coordinación ha corrido a cargo de tres comisarios: los arqueólogos Clara Toscano, Javier Jiménez y Rafael C. Robles. Organizada por la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, cuenta con la colaboración destacada de la Fundación Atlantic Copper, así como de la Asociación Arqueohuelva.
Una muestra inédita
Esta exposición de gran envergadura reúne más de 200 piezas, el 80% de las cuales nunca se habían expuesto antes. Tiene como principal objetivo dar a conocer la cultura tartésica, una de las culturas más ricas, a la par que complejas y populares de nuestra historia. La muestra ofrece una visión integral de la vida, la muerte y la eternidad, según la cosmovisión tartésica, utilizando como un hilo conductor los hallazgos de la necrópolis de La Joya, excavada por vez primera en los años 60 del siglo pasado por los arqueólogos Juan Pedro Garrido y Elena Horta.
La necrópolis de La Joya es uno de los yacimientos más representativos de la cultura tartésica. Su estudio ha proporcionado una visión profunda de sus creencias funerarias y prácticas rituales. Este yacimiento se ha convertido en un referente para la arqueología, destacando por la calidad y variedad de los objetos hallados, muchos de ellos de un alto valor simbólico.

La muestra se divide en dos partes: la primera de ellas se adentra en el rito funerario y las diferentes etapas relacionadas con el momento del depósito de los ajuares en las tumbas. La Tumba 17, la tumba principesca, se representa tal y como fue hallada en el momento de su descubrimiento: los años 60 del pasado siglo. La segunda parte de la exposición, que recoge el ajuar de la Tumba 17, está acompañada por la recreación del carro tartésico y por las piezas originales del referido carro.
Sin duda, uno de los elementos clave de esta muestra es la recreación, a escala real, del citado carro de La Joya, una de las piezas más emblemáticas halladas en la necrópolis. Su reconstrucción, basada en estudios arqueológicos detallados y en técnicas artesanales tradicionales en combinación a nuevas tecnologías, permite a los visitantes comprender su significado dentro del ámbito funerario y su papel en la sociedad tartésica como elemento de uso cotidiano. Este objeto, además de ser un símbolo de estatus, fue depositado como ajuar en la tumba del difunto.

La muestra incorpora también recursos visuales e interactivos ofreciendo una experiencia inmersiva a los visitantes. El Museo de Huelva ha elaborado un amplio programa de actividades complementarias, como visitas guiadas por expertos, ciclos de conferencias sobre la sociedad tartésica y talleres educativos dirigidos a distintos segmentos de público.
La Edad de Oro de Tartessos
La cultura tartésica, aunque aún rodeada de cierta fantasía popular, tras décadas e incluso siglos de tergiversación al ser vinculada a aspectos míticos e imaginativos, es uno de los pilares fundamentales, desde la perspectiva académica, para comprender la evolución de las culturas arqueológicas que habitaron el sur de la Península Ibérica. Los tartesios florecieron entre los siglos IX y VI a.C. en un entorno geográfico en el que convergen las influencias mediterráneas y atlánticas.

Su ubicación en la cuenca del río Guadalquivir y la proximidad al mar de la costa suroeste permitió a esta cultura desarrollarse en un contexto de intercambio comercial, sobre todo de productos minero-metalúrgicos, lo que a su vez generó una cultura rica en tradiciones, arte y espiritualidad, como reflejan sus restos materiales.
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