Pensamos que no es casualidad que, al llegar a una ciudad, una de las primeras visitas que hacemos es a su plaza mayor, sea con esta denominación u otra en particular. Porque en ella, habitualmente encontramos parte de la historia o de la idiosincrasia de la zona o localidad que visitamos
En nuestro viaje -aunque no nos lo hayamos propuesto- vamos descubriendo algunos rasgos históricos, costumbristas, económicos, políticos, geográficos que expliquen el porqué de lo variopinta que es la sociedad. En cada viaje aprendemos algo. Viajar enriquece la mente.
En esta segunda jornada, que implica nuevas ciudad y plaza, abrimos nuestro cuaderno de notas para dejar constancia de aquéllas que marcan lo característico del lugar. La Plaza Mayor de Valladolid ha sido el modelo, a partir del siglo XVI, para programar las siguientes construcciones en España, y me consta que lo ha sido también en Hispanoamérica. A partir de la de Valladolid, las de Salamanca y Madrid son de las primeras que pertenecen a la categoría de programadas.
La de la Corredera, en Córdoba, es la primera plaza cerrada que se construyó en España; las fachadas de sus casas mantienen una continuidad absoluta, toda ella es de ladrillo, y por ciertas características es la más semejante a la de Salamanca.
Una concesión de Alfonso VII
El nacimiento de la Plaza Mayor de Valladolid, de forma y dimensiones actuales, surge tras el incendio que sufrió su anterior en el año 1561, y se sabe la importancia de aquella primera por la concesión que le hiciera Alfonso VII a la villa de una primera feria anual.
Para poder describirla acertadamente acudiremos al magnífico trabajo que publicó sobre ella el profesor Alejandro Rebollo. Nos dice que «la plaza, de herencia medieval, era un núcleo comercial en el que, desde finales del siglo XII, se realizaban los tratos y ventas, y al que a partir del siglo XV se sumarán funciones administrativas con la presencia del Concejo y Audiencia de la villa».
La irregularidad de su trazado y las diferentes alturas de las casas eran su característica. Por la gravedad del incendio, el Ayuntamiento procuró ayudar a los damnificados y, gracias a la visita que hizo el Corregidor a Felipe II, el rey se interesó en el problema y ordenó que le facilitaran con bajo coste de materiales para la reconstrucción y que se aplicaran en ella medidas preventivas, así como nuevo plan para el trazado de la reconstrucción de la plaza y de la regularidad de las calles adyacentes.
Con las normas dictadas por el rey, el Ayuntamiento contrató arquitectos de renombre, que introdujeron en la ejecución influencias manieristas y romanistas, purismo, monumentalidad y técnicas flamenco-italianas, con lo que en Valladolid se da fin a la urbanística medieval y comienza la moderna.
Casi a finales del siglo XVI, el Concejo encarga la ejecución del nuevo edificio del Ayuntamiento al arquitecto Juan de Herrera, bajo cuya dirección se acabó en 1600. Ocupa todo el lado norte de la plaza. Es un magnífico edificio con dos amplias torres laterales y una más alta central.
En mitad de la plaza se erigió el monumento al conde de Ansúrez, primer señor de Valladolid. Es necesario hacer constancia de que Valladolid fue la capital de España entre los años 1601 y 1606.
En esta gran ciudad se produjeron importantes hechos históricos; como ejemplo de algunos, citaremos el matrimonio secreto de los Reyes Católicos en el Palacio de los Vivero; aquí nació el rey Felipe II en 1527; se produjo el fallecimiento de Cristóbal Colón en 1.506…
Son dignos de visita numerosos y destacados lugares, entre otros, la Plaza de San Pablo, el Museo Nacional de Escultura, la Catedral, la Universidad, la Casa Museo de Cervantes, etcétera.
Hemos de organizar muy bien nuestros viajes, tener en cuenta el tiempo que le dedicaremos y llevar casi especificado un programa de visitas. En el que nos ocupa, necesitaremos una estancia de varios días. En nuestro desplazamiento turístico-cultural, además de visitar la capital de la provincia, es interesantísimo conocer algunos de sus pueblos con un profundo valor histórico o de gran belleza.
Lo más aconsejable -dependiendo del tiempo disponible- es dedicar una ocasión y días para la capital y otro viaje, algo después, para lo destacable de la provincia. Porque nos tienen mucho que contar estos fieles testigos de épocas importantes de la Historia de España: Medina del Campo (Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz; villa predilecta de Isabel la Católica); Simancas (hermoso castillo que, con Felipe II, acaba convirtiéndose en el Archivo General de la Corona); Tordesillas (Tratado de Tordesillas, España y Portugal ); Olmedo (inmortalizado por Lope de Vega); Peñafiel…
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