Leyendo en estos días de excesivo tiempo libre y a la vez de mucha reflexión a Edgar Morin, filósofo francés de origen sefardí decía:
«Falta un pensamiento complejo para analizar una realidad compleja. La evolución histórica que comenzó con la separación de la filosofía y la ciencia cortó la comunicación entre ambos saberes. No se enseña cómo afrontar la incertidumbre, ni la comprensión humana, ni el conocimiento como fuente de ilusiones y equivocaciones. Tiene que darse una revolución del pensamiento científico, que en su modo clásico separa las disciplinas del saber y excluye el gran conocimiento».
Si analizamos estas sabias palabras, que por cierto él propuso en la Unesco para concienciar a toda la población mundial, seguro que en estos momentos de máxima alerta y sobre todo de actuaciones irresolutas y descoordinadas, iríamos todos en la misma dirección y no pensaríamos fundamentalmente en los intereses mercantiles que como siempre estrangulan a los mismos y nos desuelan de tristeza e impotencia.
Nuestras vidas a raíz de esta pandemia han cambiado totalmente y seguirán transformándose en estos meses e incluso años. Nuestras costumbres, comodidades y excesos se verán inclinando a la moderación y sobre todo pensaremos más en los que nos rodean.
Nuestro planeta nos viene avisando con insistencia, desde hace ya muchos años, con catástrofes climatológicas que devastan ciudades, terrenos etc., y acaban con las vidas de miles de animales y personas. No podemos continuar viviendo así, envenenando la atmósfera y los mares… pues si seguimos de esta forma, será nuestro fin, iniciándose una nueva era de desolación y destrucción total.
Por favor, esto no es tremendismo, es realidad y ya llevamos infinidad de tiempo que los científicos y expertos nos lo están anunciando, pero los intereses espurios de muchos personajes, no les da importancia a la estancia común de todos los seres que convivimos y compartimos juntos nuestro planeta.
¿Con que fin invertimos en otros planetas cientos de millones para que podamos desarrollarnos allí y no invertimos en cuidar nuestra Tierra?
Verdaderamente es imprescindible que el ser humano se dé cuenta que, en esta sociedad del bienestar y consumo, no podemos ignorar las miserias y las necesidades de todos los países que integran nuestro mundo. Ahora que lo estamos viviendo en nuestras carnes, reflexionaremos y actuaremos de forma activa y no como hemos hecho hasta el momento, cuando veíamos los telediarios, anunciándonos guerras, hambrunas, desplazamientos de miles de personas, campos de refugiados hacinados y muertes por doquier. No podemos participar en la congoja ni el hastío: estamos aquí para socorrer y ayudar al que más lo necesita y sin pedir nada a cambio.
Se me pasa por mi mente a D. José Martínez Ruiz (Azorín) 1874-1967. Novelista, ensayista, crítico literario, parlamentario y creador de la Generación del 98, decía:
«Los dos grandes enemigos del hombre son la tristeza y el tedio. No tengas miedo a la oscuridad; no tengas miedo a contradecirte, déjate guiar por tu leal entender, tu íntima curiosidad, haz como Montaigne, piensa, reflexiona sin cortapisas ni reojos interesados…«.
El espantoso fracaso de la razón
El espantoso fracaso de la razón y el más entusiasmado éxito de la irracionalidad proliferan cada vez más en nuestra sociedad, pero, por favor, no tengamos miedo, juntos con esfuerzo, sin ver lo malo del contrario… luchemos y seguro que la esperanza volverá.
Por último, recordarles a nuestros gobernantes en esta etapa de incertidumbre pero de esperanza, que se aprieten bien los cinturones, que den ejemplo y trabajen por todos, no solo por intereses partidistas y personales. Que con esta espantosa experiencia eliminen esos gastos tremendos en ministerios y cargos, en asesores; esas nóminas, dietas, coches oficiales, aviones, sueldos, etc.
El dinero se va a necesitar para la ruina que le viene encima a todas las pequeñas y medianas empresas. No conviene dejar de lado que el dinero es de cada uno de los españoles y que de igual forma que en una familia, el Estado, casa común de todos, debe ser bien administrado.
Reflexionar y poner sobre la mesa todas éstas cuestiones que nos abordan es de extremada urgencia
A ver si toman nota los que gobiernan y no nos dejan desamparados
Muy bien Jose Ramón ??