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Inmigrantes recién llegados a Canarias (archivo). / EFE

Opinión, Política, Sociedad, Solidaridad

La sinrazón y la impotencia se apoderan de nuestra sociedad: el drama de la inmigración

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Esas personas que deambulan por nuestras calles, que vienen de otros países ricos, pero sumidos en la miseria por esos gobernantes tiranos que son apoyados por países hipócritas del llamado primer mundo. Hay que ayudar a estas naciones  para que prosperen y creen puestos de trabajo, pues son ricos en materias primas. Si analizamos de una forma coherente y documentada lo que ha ocurrido a través de nuestra historia en la colonización de África, veríamos por qué actualmente vivimos este desastre humanitario de personas que piden a gritos ayuda

¿Se solucionaría este drama que inunda las informaciones diarias y que no se toman medidas concluyentes? Claro que sí y es más fácil de lo que podemos pensar si se quitara a esos dictadores, reyezuelos, explotadores de niños en minas de oro, diamantes etc., y se crearan infraestructuras, industrias y mucha inversión en educación para que estos países prosperen por sí mismos y esos farsantes y colonizadores dejaran de expoliar.

Por otro lado, hay que contratar a esas personas que quieren venir a trabajar con sus papeles en regla desde sus países de origen. De igual manera se hacía en Europa en los años 60 del siglo pasado, cuando se necesitaba mano de obra en Alemania, Francia, Suiza y otros países del continente. De esta forma, se eliminan las mafias que se enriquecen con la desesperación de estas personas que vienen para conseguir una vida digna que no les ofrecen en sus naciones.

Posibles soluciones

¿Y, actualmente, qué se debería hacer con estas miles de  criaturas que son recogidas de los cayucos y después se les dispersa por ciudades y pueblos? Pues inscribirlos para que los empresarios puedan contratarlos y, de esa forma, ganar dinero para vivir aquí honradamente y enviárselo a sus familias para que puedan subsistir en sus tierras.

Esto que expongo modestamente, como es lógico, lo podrían hacer las autoridades políticas europeas, con mucha más formación y preparación para solucionar estos tremendos problemas.

¿Por qué no se hace de forma clara y concluyente? La sinrazón y la impotencia se apoderan del ambiente de esta sociedad materialista y cómoda que no quiere ver a su alrededor las tristezas, miserias y falta de libertades que se van imponiendo y que, impasibles, aceptamos. Despertemos y exijamos nuestros derechos fundamentales y mantengamos la democracia real, que tanto costó conseguirla.


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