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El escritor Francisco Umbral.

Cultura, Opinión

La niña bonita de Umbral

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Se acaban de cumplir 15 años de la muerte de Francisco Umbral, la niña bonita de las letras españolas. En su melena, las metáforas se agarraban a la cercanía de su ingenio, un árbol con forma de cerebro de cuyas ramas surgían frutas con forma de frases. En sus gafas se reflejaban la sensibilidad de los cristales con los que miraban sus textos, en cuyas monturas los caballos sangran ante la pureza de su prosa

En estos 15 años, querido Paco, muchas cosas han cambiado. Tú dejaste de escribir y empecé a hacerlo yo, prueba fehaciente de que todo ha ido a peor en este país que seguro que no reconocerías. Tenías que morirte para dar el pistoletazo inicial a la crisis de 2008. Elegiste el último momento de bonanza imaginaria para hacerlo, una fantasía propia de tu imaginación donde la realidad era una columna a medio derruir por tu estilo firme y luminoso.

El artículo periodístico en sus manos era una construcción funeraria, algo que nacía con la pretensión de matarse si era necesario para no perder su esencia. Umbral se dejaba la vida en cada frase, un torero que escribía con la punta del cuerno apuntando a sus entrañas. Los trajes de luces se escondían entre sus párrafos y la sangre se encargaba de poner el punto y final. Tinta roja, como el carmín líquido que pintaban los labios de sus mujeres escritas. Prosa voluptuosa y curvilínea. Mareante. Mar embravecido que nunca se convertía en papel mojado.

Hoy hubieras sido víctima de la cultura de la cancelación repetidas veces. Era lógico que la sociedad se empobreciera tras tu marcha. No hay que endiosar a nadie, pero mi nobleza me obliga a colocar a cada uno en el lugar que creo que merece. Nadie diseccionó España durante cuatro décadas como lo hizo Umbral. Bisturí fino que, cuando se equivocaba queriendo, provocaba la herida justa y que, cuando acertaba, originaba cicatrices sobre la piel lisa. Una cremallera que cerraba con suavidad la realidad que le rodeaba.

Su carácter y su chulería es algo que no se le perdonaba y que todavía hoy sigue sin hacerse. No entró en la Real Academia por ello y sí lo hizo Pérez Reverte, que debe ser un santo que no se ha metido con nadie, solo con el buen gusto, o lo que es lo mismo, con la prosa. Con su prosa. Nada molesta más a los frustrados que el que es chulo pudiendo serlo. Evidentemente no es una cosa bonita de ver, pues pone en evidencia lo pequeñitos que somos los demás, pero saberse talentoso de una manera mágica debe ser algo difícil de gestionar, hasta para personas como ellos.

La genialidad no puede tener explicación lógica. Y la de Umbral se basaba en el trabajo. Nadie ha escrito más que él. El oficio en él se convertía en naturalidad, un manantial de aguas claras que fluían de manera turbulenta. Parecía que no hacía nada, que es en lo que ocupaban el tiempo sus enemigos.

Publicó 110 libros y 135.000 artículos, la gracia otorgada jamás tuvo un mono de trabajo más hecho a su medida. Dandi de tinta derramada. Mancharse el traje de faena para darle más brillo. La alta sociedad se hacía pequeña cuando Paco la escribía mostrando lo harapiento de sus formas. Le gustaba juntarse con ellos de la misma manera por la que se ve un documental de animales de La 2. La curiosidad ante lo que nos parece indescifrable es de un morbo insuperable.

Emilio Arnao sigue siendo el que escribió el mejor libro sobre ti. Los demás cumplieron, pero él hizo el libro que hubiera hecho tu sombra. Llevabas a cuestas a Arnao sin ser consciente de ello. La buena prosa y el respeto son siempre una carga liviana. Hay gente a la que sí se le puede dar la espalda. El único que está a un nivel similar a la hora de honrar al padre es Miguel Pardeza con respecto a uno de tus maestros, el gran César Gónzalez Ruano. Tengo la suerte, querido Paco, que los dos son mis amigos y, junto con Diego Medrano, otro magnífico escritor que en sus oraciones por escrito siempre te reza y homenajea mientras le da a la tecla, forman un trío de amistades donde tu espíritu imperecedero nace cada día en el talento de cada uno de ellos.

No hay heredero a la vista, querido Paco. En la literatura ni de lejos, y en el articulismo hay varios que están haciendo las cosas muy bien y que te tienen bien presente, pero en este caso, la sombra sigue siendo alargada. Me gustaría contarte dentro de cinco años, cuando se celebre otra fecha redonda, que las cosas se van ordenando de una manera armoniosa, como siempre lo hacían tus palabras en el papel. Llevamos 15 años bastante perdidos y sin una brújula de la que poder fiarnos. No hay belleza donde guarecerse. No hay un refugio de palabras donde encontrar calma ante la actualidad. Las flores no quieren ser escritas. El chapapote emborrona la realidad y el petróleo sigue siendo controlado por pocas manos. Las frases nacen tachadas. Pero siempre hay un futuro en el que creer. El que no se olvida. El que crece en tu niña bonita. Y ella sólo tiene 15 años.


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5 comentarios

  1. Lucía Ramos

    «Cruzarce con Umbral»
    Ante Phersu y su sonrisa
    Celebridad pitagórica
    Clase magistral
    Presencia penetrante y fuerte
    Sin derramarse en direcciones
    Prósopon de físico extendido
    «Sujeto»social que alcanzó
    su «estado» jurídico
    No necesitó sillón real
    Mostró con su voz
    su gran naturaleza.

  2. María Pilar Tudela

    Espléndida semblanza , ojalá supiera con igual inteligencia y admiración escribir así de mis amigos.

    No me perdí sus artículos, ni muchos de sus libros. Pero no necesitaba su arrogancia ni su estar por encima.
    Su literatura sobra. Tengo que decirte que mis amigos son merecedores de aplauso, pero me enseñan con menos, ninguna soberbia

  3. Lucía Ramos

    Soberbia es la vida
    La muerte llega a des/horas
    Sobrevivir es violento
    Saber guardar/la
    Un tesoro.

  4. A veces no se es soberbio sino los demás mediocres.

  5. Lucía Ramos

    Así es C.
    Lo nuevo es nuevo si es lo inesperado.

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