Felipe IV dejó escrito que la tarea de regencia debía recaer en la madre de Carlos, doña Mariana de Austria, y que debía ser ayudada por una junta de Gobierno formada por hombres experimentados y fieles a la monarquía
Mariana apartó a esos políticos y se apoyó en Nithard, que era menos experimentado que la junta de Gobierno de la que Felipe IV hablaba. Nithard finalmente renunció por la presión de varios nobles y por el hijo bastardo de Felipe IV, Don Juan José de Austria.
La reina se apoyaría en Valenzuela, un hidalgo. En 1675, Carlos cumpliría 14 años y ya era capaz de ser rey. Pero Carlos no asumió las obligaciones políticas, por lo que la reina seguiría al mando del país.
Juan José de Austria intervino para destituir a Valenzuela con apoyo de la Corona de Aragón. Desterraron a Valenzuela en 1677.
Después de esto, Juan José de Austria se convertiría en un primer ministro que inició su gobernación con dos objetivos: apartar a la reina madre e intentar hacer de Carlos un buen rey.
Carlos se casaría con María Luisa de Orleans en un primer momento para tener de aliada a Francia. Pero, al ser incapaz de tener un hijo, su fama empezaría a decaer. La reina francesa se cayó de un caballo, hecho que acabaría con su vida en 1689.
Carlos volvería a casarse, esta vez con María Ana del Palatinado de Neoburgo. Fingió 11 embarazos y, al no lograr tener descendencia, conspiró, ayudada por la baronesa Berlips, para influir en la decisión de sucesor al trono. María Ana de Neoburgo apoyaría al archiduque Carlos de Austria, hijo de su hermana Leonor de Neoburgo y Leopoldo I, emperador.
Preparando la sucesión
Existían varias facciones. En primer lugar la facción austríaca con María Ana de Neoburgo y aristócratas que apoyaban a Carlos de Austria. En segundo lugar la francesa, con el embajador de Luis XIV y algunos financieros y prestamistas, que apoyaban a Felipe D’anjou, nieto del rey francés. Y el tercer lugar la bávara, apoyada por el entorno de la reina madre que proponían al príncipe de Baviera, José Fernando.
Las potencias europeas estaban pendientes de esta decisión, ya que aquel que heredara la corona española, heredaría un gran imperio y sería un peligro para la hegemonía de las otras potencias como ya lo fue con Carlos I.
Por eso, Francia, Inglaterra y Holanda se reunieron en 1698 en La Haya para firmar un tratado de partición, en el que los territorios de la monarquía española quedaran divididos entre los tres aspirantes.
Para José Fernando de Baviera, España, Indias y los Países Bajos. Para Felipe D’anjou, Nápoles y Sicilia y para el archiduque Carlos de Austria, Milán.
Carlos II, al enterarse de esta reunión, escribió un testamento en el mismo año en el que le dejaba todas sus posesiones a José Fernando de Baviera con la finalidad de que la monarquía no se fragmentara. Pero el heredero fallecería al año siguiente.
Las mismas potencias europeas se vuelven a reunir en 1700 en Londres para firmar el segundo tratado de partición. Felipe D’anjou se quedaría con Nápoles, Sicilia y Guipúzcoa. El Duque de Lorena, Milán, y Carlos de Austria, España, Indias y los Países Bajos.
Carlos II vuelve a redactar un nuevo testamento como respuesta a este tratado. Le cede todos los territorios españoles a Felipe D’anjou, nieto de Luis XIV de Francia.
Este hecho, provocaría la retirada de Francia del tratado de partición, ya que Luis XIV salió ganando y sería el detonante para que, en 1701, se crease la Gran Alianza entre Holanda e Inglaterra con la que iniciaría la Guerra de Sucesión en España para poner en el trono al archiduque Carlos de Austria.
Felipe D’anjou pasaría a ser Felipe V y con él comenzaría la dinastía de los Borbones en España. Felipe vino con un consejo francés y llegó a España con una política reformista. Muchos nobles españoles se opusieron, pues veían que su país comenzaba a ser invadido por la presencia francesa.
En Cataluña, hay un sentimiento anti-francés, al igual que en casi toda la Corona de Aragón.
Felipe, concedió privilegios comerciales a la Corona aragonesa. Pero Aragón, Cataluña y Valencia se consideraron austracistas (apoyaban a Carlos de Austria) y Felipe V les castigaría con el decreto de Nueva Planta en 1707-1715, que cambiaría toda la administración territorial en Aragón y las instituciones pasarían a estar bajo el control de Castilla.
En 1711, muere el hermano de Carlos de Austria, José I, y esto provoca un cambio en la guerra, ya que Carlos era el heredero de la corona imperial. Por ello, el archiduque abandona la guerra para ser coronado emperador bajo la atenta mirada de Inglaterra, que finalmente acaba retirándose.
Final de la guerra
Se prepara un conjunto de tratados de paz: Paz Utrecht-Rastatt en 1714, en los que Felipe será considerado como rey de España y Ultramar. Felipe V será rey de España hasta 1746. En su política, destacaba la uniformidad del territorio español.
Apoyado por su séquito de franceses, Felipe V consiguió un gran poderío militar, potenció el mercantilismo e inició una política de protección colonial.
Su heredero sería Fernando VI, que acabó cayendo en la locura después de la muerte de su esposa, la reina Doña Bárbara. Moriría sin descendencia y el hombre perfecto para el trono sería Carlos III, hijo de Felipe V y hermanastro de Fernando VI.
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