Vivimos una época extraña. Por un lado, los jóvenes parece que están mejor preparados que los de generaciones anteriores, titulados y retitulados, masterizados y mineralizados hasta límites insospechados. Sin embargo, hay 1.300.000 razones para estar descontentos con la calidad del trabajo en España. Pero eso es otra historia
Quiero detenerme en un hecho noticioso de hace unos días. «Estamos aburridas y nos hacemos un test de embarazo». Así comienza uno de los vídeos más virales de TikTok de las últimas semanas. En las imágenes aparecen tres amigas, de alrededor de 20 años, en un baño, frente a la cámara y con tres test de embarazo en la mano. «Yo cuando estaba aburrida me ponía los Simpson», le reprochan muchas personas en los comentarios. A la estupefacción de muchas personas ante la decisión de hacerse el test un día de aburrimiento, se suma el desenlace: una de las pruebas sale positiva con claridad y corresponde a la líder del grupito, Nadia, de 19 años de edad.
Tras el final apoteósico, llega la segunda parte de la historia. Durante varios vídeos, las tres amigas mantienen el misterio y no dicen quién está embarazada. Algo que ha enfadado a muchas personas que les recuerdan que quedarse embarazada «no es un juego». «Son tres niñatas y lo demuestran al hacerse un test por aburrimiento; eso es jugar y así no es la vida», les reprochan.
Todo era una pantomima. Nadia ya sabía que estaba embarazada y se le ocurrió la genial idea de ganar seguidores «haciendo contenido» de ese suceso crucial en su vida con el consentimiento de su pareja. No sabía que vivo en una sociedad tan banalizada. ¿Cómo se puede instrumentalizar un hecho tan trascendental para ganar seguidores? Sigo sin dar crédito a que una niña de 19 años se quede embarazada (al parecer, buscado) y lo venda en las redes sociales. Y encima se queja del aluvión de críticas. ¡Normal! ¿Qué esperaba? ¿Aplausos? ¿Vítores? A una edad en la que Nadia tendría que estar pensando en estudiar, aprender lo que es la vida y elegir una carrera o una formación profesional para labrarse un futuro, decide ser madre e influencer. ¿Qué habrán pensado y hecho esos padres al ver el vídeo? Sería espeluznante que hayan consentido semejante aberración.
Exposición pública, trivialización y manipulación
Un embarazo pertenece a la intimidad de la mujer, de la pareja (y como mucho de los futuros abuelos y tíos) y no entiendo por qué cada vez hay más gente que necesita exponer sus estrías, sus náuseas o sus miserias varias en redes. Si necesitas desahogarte, habla con tu madre o con tu hermano, pero no vendas tu intimidad a una empresa tecnológica que se enriquece a diario con los dramas humanos que se publican en sus muros. Si necesitas consejo, pídeselo a tu mejor amigo, pero no hagas encuestas públicas sobre temas que pertenecen a tu privacidad. Luego vienen los memes y los insultos y los aprendices de influencer se quedan con cara de alce disecado rumiando qué mala es la gente. Pues claro. ¡Espabilad! El mundo es duro, cruel y desalmado y hay que armarse de valor y valores para afrontarlo. Y las redes sociales son un obstáculo para alcanzar la verdadera plenitud del alma. Es necesaria la coraza que mucha gente se quita alegremente en la vida virtual para soportar los palos que da la vida.
Respeto a aquellos pacientes que muestran sus pruebas de superación en redes por si ayuda a otras personas enfermas a motivarse o a sobrellevar mejor la dolencia que sea. Pero trivializar y tratar de manipular audiencias es totalmente deleznable.
Esta es la subversión de los valores de toda la vida hacia la perversión, hacia el filtro, hacia la máscara, hacia el escurridor de mierda, hacia el esperpento anunciado por Valle-Inclán
Esta es la sociedad presente. Este es el drama social que tenemos encima. Esta es la subversión de los valores de toda la vida hacia la perversión, hacia el filtro, hacia la máscara, hacia el escurridor de mierda, hacia el esperpento anunciado por Valle-Inclán. Porque a los jóvenes de hoy no les puede salpicar nada negativo. No les presiones, que se desmembran. No les digas lo que tienen que hacer, porque ya lo saben todo. No les sermonees, porque te denuncian. No les pidas respeto a sus mayores, porque ellos son los más importantes sobre la faz de la Tierra (hablo por experiencias propias y de mi entorno, ya sé que hay esperanzadoras excepciones). No les digas con franqueza lo que piensas de ellos, que piden cita con el psicólogo.
A Gasol le llamaban soft en la NBA, muchas veces de forma injusta. Pero ese adjetivo es perfecto para los jóvenes y adolescentes de hoy. Los padres lo tenemos complicado porque, sin querer, contribuimos a ponerle más esponjosidad a ese colchón confortable de nuestros hijos para que nunca se den ningún batacazo. Porque los niños de los 70 y 80 vivimos la escasez y no queremos que nuestros vástagos tengan ninguna carencia. Por eso, yo hago un esfuerzo sobrehumano por que mi hija valore cada regalo que recibe, por que siempre siempre sea educada con los demás y por que tenga humildad con sus logros (también paciencia con sus fracasos). No quiero que, dentro de 12 años, se convierta en una yonqui del TikTok que mida su existencia con likes. Eso no es la vida. Eso es un entretenimiento muy peligroso que lleva a mucha gente a la infelicidad y a la depresión. Menos pantallas y más sentido común.
Sobran las palabras. Este artículo sí es digno de compartir.
Gracias Paco
Mi más sincera felicitación, he estado formando a niños y adolescentes casi cuarenta años y los cinco últimos, con nuevas tecnologías. Todo lo que expone Paco Núñez es la realidad que tenemos, ojalá se conciencie la sociedad y nuestra juventud, que es extraordinaria, cambie de actitud en estos temas tan importantes para su desarrollo integral… Felicidades de nuevo y saludos cordiales.
Graaande Paco. Cuanta razón en tus palabras…
Valle-Inclán y el esperpento, has dao en la clave, estamos siendo testigo de ello… Quién me lo diría cuando en COU el profe de Literatura nos hizo leer «Luces de Bohemia», siempre me gustó esa figura… Ay! A los padres responsables se nos acumulan las responsabilidades, valga la redundancia. Buen artículo, gracias por recordarnos hacia dónde estamos cayendo.
Paco, es un pedazo de artículo. No hacen falta Fahrenheit 451… La gente ya está entregada. La estulticia, esa combinación de ignorancia y estupidez, se ha apoderado de todo…
Comparto esta reflexión en su totalidad.
Quizás no lo estamos haciendo bien con las nuevas generaciones. Tal vez deberíamos mirar a la forma de educar de nuestros abuelos, donde predominaban los principios, la responsabilidad, el respeto a los demás y el esfuerzo.