Juan Espadas, actual alcalde de Sevilla y líder del socialismo andaluz, está seriamente herido como político y es más que probable que ya no pueda ser el candidato socialista a presidir la Junta de Andalucía. Al menos, eso es lo que dicta la lógica. El escándalo desatado con el, en apariencia, corrupto enchufe de su mujer ha sido demoledor para su carrera
Pero lo mas inquietante del caso es que parece que parte del fuego lanzado contra Espadas es amigo, procedente de sus mismas filas, lo que revela que subsiste en el PSOE de Andalucía un serio movimiento de resistencia al sanchismo.
El socialismo español debe andar muy escaso de figuras atrayentes cuando ha elegido al actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas, para liderar el partido socialista regional más fuerte y nutrido de España.
Nadie se explica esa elección, salvo que se quieran perder las próximas elecciones. Quizás el socialismo andaluz esté tan tocado que carezca de líderes y que Sánchez prefiera rodearse de sumisos, aunque éstos carezcan de personalidad, fuerza y liderazgo.
Espadas es un candidato frágil, cuya designación es incomprensible por su debilidad, por los escándalos que le envuelven y por las carencias que posee. Es como asumir la derrota mucho antes de que se abran las urnas.
Un hombre mediocre
El candidato Espadas no es, en modo alguno, un nuevo líder capaz de ofrecer esperanza, ilusión o aroma de victoria en Andalucía. Es un hombre mediocre, seriamente marcado por el viejo socialismo andaluz, el que tiene procesados a muchos de sus dirigentes, entre ellos dos expresidentes, por la corrupción, los escándalos y el pésimo liderazgo ejercido en una región a la que el PSOE mantuvo como su cortijo particular, sumida en el atraso, la pobreza y el más atroz clientelismo.
La ciudad de Sevilla es un modelo de suciedad y descuido en la que la falta de un liderazgo municipal es patente: basura, pasos de cebra despintados, problemas de tráfico, poca presencia policial y un largo etcétera de carencias y despropósitos hacen de su alcalde un personaje poco digno de admiración.
El escándalo de su esposa, contratada a dedo por la Junta de Andalucía cuando Espadas era miembro del gobierno socialista andaluz, es todo un símbolo de su debilidad. La mujer del líder del PSOE andaluz entró en la Junta con un contrato exprés, nada menos que en la Faffe, la fundación de las black y los prostíbulos, donde, según la prensa, lleva años cobrando sin trabajar, al lado de otros militantes y allegados al PSOE.
Lo de la mujer del líder Espadas es un escándalo mayúsculo. La enchufan, cobra y ni siquiera va a trabajar, todo un reflejo de la corrupción socialista en Andalucía
Lo de la mujer del líder Espadas, según numerosos medios de comunicación, es un escándalo mayúsculo. La enchufan, cobra y ni siquiera va a trabajar, todo un reflejo de la corrupción socialista en Andalucía, un territorio al que condenó, sin misericordia, al atraso y a la pobreza. Esa brecha, por sí sola, sin mencionar la mala gestión municipal y otras corruptelas y fallos, es suficiente para que los andaluces castiguen a Espadas con una estruendosa derrota electoral en las próximas presidenciales, si el PSOE le sigue manteniendo como candidato.
Al elegir a Espadas como líder del PSOE andaluz, Pedro Sánchez ha demostrado que no le importa la catadura ética de su gente ni su limpieza, sino únicamente que se sometan a su poder absoluto. Sánchez ha hecho del socialismo español una gigantesca agrupación de esclavos bien engordados y pagados.
Los andaluces se han tomado con una mezcla de cabreo y cachondeo el indignante ridículo del alcalde ante el escándalo de su mujer. En Andalucía, el cachondeo es más demoledor que la rabia, lo que significa que el alcalde ya podría estar electoralmente muerto.
Con Espadas hay dos opciones: o dimite y da un paso atrás o sigue adelante, lo que potenciaría las opciones de derecha y causaría gran daño a su partido y a toda la izquierda andaluza. Sánchez tiene la palabra, pero los andaluces tendrán la última y definitiva decisión cuando las urnas se abran.
Es cierto que el socialismo ya no tiene figuras atrayentes . Fue Felipe González el que impulso el socialismo, el que le dio vida y lo mantuvo, después vinieron los otros, y vino también la corrupción, la mega corrupción.
No se puede olvidar este hecho trascendental en la política andaluza. Los Peperos tampoco se han quedado con los bolsillos vacíos, han hecho lo que le han dado la gana.
Y ,¿qué es lo que nos queda en política?
A mí me gustaría saberlo.
Es notorio el contraste de personalidad entre Susana Díaz y los otros dirigentes del PSOE andaluz en los últimos veinte años. Es una condición determinante la forma de dirigirse al electorado, su capacidad comunicativa en los medios. Al relegarla la actual dirección nacional, avalada por los militantes andaluces, han asumido una jugada de riesgo. Sí se han manifestado otros «candidatables» con acento andaluz dotados de un mayor «tirón mediático», pero, hasta el momento no han presentado su candidatura. Se me puede objetar; Susana perdió las anteriores elecciones contando con sus cualidades. Las perdió el PSOE por la política desarrollada durante los cuarenta años de gobierno. Sin contar con un candidato a presidente de la Junta con suficiente caché, vaticino una reelección de Moreno. Y el programa del PP no va a ser muy distinto del que haga el PSOE: atraer los fondos europeos de reconstrucción. Ese es el espacio que podría aprovechar la izquierda transformadora para exponer sus propuestas de cambio.