Desde que fue creado en los años 60, Dan Defensor (como fue traducido en España en plena dictadura) mostró el lado más humano de los superhéroes de Marvel. Ahora que se ha estrenado la nueva temporada, ‘Born again’, ya es hora de reivindicar al abogado ciego como una de las mejores personificaciones de la superación personal
Su padre, Jake Batallador Murdock, era boxeador y el legado más importante que le transmitió fue que la dignidad no se vende. Hay que morir de pie, nunca de rodillas. En el barrio de la Cocina del Infierno (Nueva York), existen demasiadas balas perdidas y sobrevivir es el único objetivo de miles de personas. Bien lo sabe Matt Murdock, el abogado pelirrojo que creó el añorado Stan Lee y que tuvo un accidente que le privó de la visión cuando era un niño (eso sí, el resto de sus sentidos se amplificaron).
Aún así, siguió estudiando hasta licenciarse en Derecho, porque quería cambiar las cosas dentro del sistema. Cuando vio que la corrupción era tan ingente que los malos siempre encontraban el resquicio para escabullirse a través del chantaje, la extorsión y las amenazas a los seres queridos, encontró un camino nocturno, más oscuro, más relacionado con las azoteas de los rascacielos que con la gravilla que da acceso a la escalinata del Palacio de Justicia: el del Hombre sin Miedo. Cuernecitos, como le llama Spiderman.
Siempre que vean una película o una serie de Marvel que les haya dejado boquiabiertos, piensen que se ha basado en obras maestras del cómic. Es el caso de la tercera temporada de Daredevil, que es la que realmente adapta esa maravilla de Frank Miller y David Mazzucchelli que es Born again (la que estrenan ahora coge ese nombre, pero realmente adapta un cómic llamado Alcalde Fisk). Además de clavar la trama con la hermana Maggie y el proceso de recuperación de los sentidos agudizados de Matt, tenemos un thriller de acción policial de primera magnitud (ojo al agente especial Poindexter) que no sale en el cómic y que te mantiene atado al sillón durante 13 capítulos.
No tengo afán de desvelar ninguno de los hechos que determinan el devenir de los acontecimientos tanto en el libro como en la serie, pero es necesario hablar del carácter atormentado de Matt y de los caminos que le conducen a llevar esa doble vida: abogado de día, justiciero de noche. Él quiere tirar la máscara a la basura, pero el mal encarnado en Wilson Fisk (Vincent D’Onofrio está que se sale en el papel de mafioso desalmado), alias Kingpin, no le deja. Por más que él y su amigo Foggy Nelson tratan de meterlo en la cárcel con sus conocimientos judiciales, no hay manera. Siempre encuentra la manera de escabullirse, ya sea con dinero o con pistolas. Vanesa, esposa de Fisk, podría convencer a su gigantesco marido de que deje a un lado esa vida, pero el problema es que a ella le pone el poder.
El mítico guionista y dibujante Frank Miller fue el encargado de darle esa oscuridad al personaje de Daredevil que levantó las ventas en los años 70 (su etapa completa fue publicada por Forum en los 80 con numerosas reediciones posteriores) y transformó a Dan Defensor en ese personaje completo, repleto de contradicciones y de aristas que sigue vigente en nuestros días, muy lejos del Spiderman juguetón y bromista de aquella época.
De hecho, fue tal el éxito que otros personajes empezaron a volverse más oscuros. Le pasó al Hombre Araña en la colección que guionizó y dibujó Todd McFarlane en 1990 y, posteriormente, a Lobezno e incluso a Iron Man en el legendario tebeo El demonio en una botella, en el que se habla abiertamente de los graves problemas de Tony Stark con la bebida.
Todo ello ha sido una fuente de inspiración para que Kevin Feige haya podido hilvanar un universo cinemático que hace las delicias de millones de fans en el mundo, a los que conviene recordar que todo eso está en los cómics, alargado, mejorado y con muchos más matices. Primero leer y después ver, aunque también se puede invertir el sentido, no hay problema.
El perdón, la superación física y mental de un hombre agotado por unas leyes que se retuercen hasta beneficiar al que más tiene, al poderoso (¿les suena de algo?); la imposibilidad de querer a la bella periodista Karen Page como algo más que una amiga; las cuentas pendientes con su pasado familiar; su difícil relación con Dios; el hándicap de ser un justiciero sin superfuerza (sólo la que consigue manteniéndose muy en forma en el gimnasio y con sus profundos conocimientos de las artes marciales); sus debates con Punisher sobre si un mafioso debe morir o ir a la cárcel; su tormentosa relación con la asesina Elektra Natchios; el entrenamiento con Stick… Todo está en la serie de Daredevil, que muestra a ciencia cierta los miedos superados y arrastrados. Magulladuras en rojo y negro con cenizas añadidas. Y un último acto, lo que más puede activar la compasión, la ternura y la convicción de que otro mundo mejor es posible: la redención de un alma rota.
Todas las temporadas de Daredevil están en Disney+.
Los superhéroes siempre han gozado de buena salud entre los jóvenes y no tan jóvenes. En esta sociedad materialista, muchos humanos se sienten vacíos y necesitan algo súper o sobrenatural, que en parte le proporcionan estos héroes con poderes especiales, que en ocasiones llegan a resucitar, es el caso de Harry Potter, el Capitán América, Darth Vader o Gandalf en el señor de los Anillos, por citar unos pocos.
Además, todos tenemos un sentimiento innato de lo que está bien y mal, en realidad, la mayoría no somos relativistas. Aunque en general reservamos la violencia para que la ejerza sólo el Gobierno, en ocasiones, por dejación de funciones de las autoridades, es lícito, ya lo defendía la Escuela de Salamanca, tomarse la justicia por su mano y es lo que hacen estos héroes, incluso a riesgo de perder sus vidas, defendiendo principios básicos en los que muchos creemos, de ahí que sigan teniendo muchos seguidores, creo que juegan un papel casi religioso de que triunfe el bien y la justicia.