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En la imagen, una manifestación contra la violencia de género.

Igualdad, Opinión, Sociedad, Solidaridad

Asesinos de mujeres (II): ¿porqué los hombres las matan?

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En todos los estudios disponibles se llega a una conclusión: no se puede predecir un patrón de comportamiento preventivo que pueda usarse para poder controlar a los potenciales agresores. Más del 45% de los casos se dan en personas que no cumplen con un perfil de maltratador

Surgen de la nada y las personas de su entorno inmediato reaccionan con profundo estupor al enterarse de que un familiar, vecino o conocido ha podido llegar a cometer una agresión mayor o incluso consumar un asesinato. La gran coincidencia se da en que casi todos los casos están relacionados con el intento de separación por parte de la mujer de su pareja: «El agresor llega hasta el asesinato porque la mujer quiere ser libre, (…) Así, más del 80% de las muertes en violencia de género se producen en el contexto de una eventual ruptura de la pareja a instancias de una mujer, una esclava que quiere romper sus ligaduras y reencontrarse con su identidad arrebatada. Por eso las matan». Fuente: Instituto de Psicología de la Violencia.

Si me dejas te mato. Si no estás conmigo no estarás con nadie más. Tú eres mía o, si no, de nadie. Tú tienes que hacer lo que yo te diga. Bajo estas premisas, el hombre consuma desde lo individual el sometimiento histórico hacia las mujeres. Estos esquemas de pensamiento se convierten en un modus operandi para muchos y toda la relación sentimental se establece en torno al control por la posesión de la pareja de manera obsesiva, paranoide y persecutoria.

También hay mujeres que asesinan a hombres, pero la estadística es abrumadora a favor de los hombres, que acumulan el 85% de los asesinatos.

La conclusión

No es fácil llegar a una conclusión sin tener en cuenta la suma todos los factores que intervienen en esta plaga social como es ver e ir contando, a golpe de calendario, nuevos casos de mujeres asesinadas. Nuestro cerebro socializado desde una educación ética y moral se escandaliza y no encuentra explicación ante este tipo de violencia desproporcionada, pero no todos hemos sido educados en el respeto hacia los demás, que es en el fondo lo que prevalece en todo acto violento: la falta de respeto hacia los derechos fundamentales de los demás.

La única forma que hemos encontrado de sensibilizar a la sociedad es haciéndonos conscientes de lo que está pasando a nuestro alrededor. Un caso similar lo encontramos en otra triste lista de decesos, la de los fallecidos cada fin de semana en accidentes de tráfico, en cada puente festivo o en cada periodo vacacional. Intentan sensibilizarnos a través de una toma de conciencia basada en crear una trágica cifra, pero en ambos casos se muestran insuficientes como para remediar el problema.

La solución

La solución por tanto es también compleja. Erradicar la violencia no es sólo una cuestión de educación; de hecho, las campañas últimas no han sabido ni tan siquiera frenar el avance del control del hombre hacia la mujer. En el último informe de la FADA (2022) sobre adolescencia y machismo, destaca el incremento del control obsesivo entre las parejas de jóvenes a través del móvil.

No me imagino un mundo sin violencia ni desequilibrio porque sería como desear una quimera, una realidad utópica. Mientras no tomemos conciencia de nuestro origen agresivo, y de cómo podemos aprender a respetar a los demás renunciando a aquello que para nosotros creemos más importante que para el otro, no podremos avanzar en el control de las consecuencias de nuestra naturaleza violenta. No se trata de buscar una solución para este problema en exclusiva, sino de sentar las bases de una sociedad global basada en el bienestar de todos los ciudadanos, en el respeto a los demás al margen de su género, ideología, raza o religión.

La violencia de género no es más que una expresión violenta de las muchas que existen y es urgente avanzar en la sensibilización y la educación para el respeto como única posible vía de solución. Al mismo tiempo debemos proteger a las víctimas dotándolas de recursos eficaces ante el acoso de los agresores. La mujer, para vivir libre, necesita sentirse segura y poder tomar decisiones sin el temor a ser cuestionada y bajo la confianza de saberse siempre respetada.

«Ser mujer tiene una gran ventaja que la vida nos ha negado a los hombres: la capacidad de soñar un mundo mejor desde el más injusto desequilibrio sin perder un ápice de ilusión».


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Un comentario

  1. Alicia

    Pues sí, de poco o nada están sirviendo las campañas publicitarias ni los informativos dándonos cifras las cuales esperamos cada vez que entra un año nuevo. Estoy totalmente de acuerdo, el problema hay que tratarlo desde la raíz y desde el seno del núcleo familiar y educativo «Nuestra libertad termina donde empieza la del otro»

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