EL LIBRE saca su segundo reportaje sobre el infierno que padecen las mujeres andaluzas por culpa del dispositivo anticonceptivo de Bayer
Cuando pones toda tu confianza en un especialista para darte algún servicio, del sector que sea, esperas cuatro cosas fundamentalmente: eficacia, sinceridad, honestidad y ética profesional. Ninguno de estos cuatro objetivos se cumplió con el Caso Essure en las miles de pacientes que, a día de hoy y con el apoyo inestimable de la Plataforma Libres de Essure, gritan al mundo que todavía siguen teniendo problemas psicológicos, náuseas, inflamaciones, alopecia, hormigueos, dolores musculares y articulares, trastornos de la regla, inapetencia sexual, infecciones, dolor durante el acto sexual… Y el calvario de la extracción del dispositivo que, en muchos casos, requiere dos y hasta tres intervenciones. Y ningún responsable está cumpliendo condena a día de hoy por esta aberración.
Como recordatorio, Essure es un sistema anticonceptivo permanente, diseñado para utilizarse como microinserto de oclusión de las trompas de Falopio. Se trata de un producto sanitario implantable, cuyo fabricante es la empresa Bayer Healthcare LLC., Alemania. Llegó a España en 2003 y, en agosto de 2017, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) requirió a la empresa Bayer el cese de la comercialización y la retirada del mercado del producto Essure a raíz de la suspensión del certificado CE de conformidad emitido por el Organismo Notificado Irlandés (NSAI).
En septiembre de 2017, el fabricante del producto, Bayer Pharma AG, comunicó su decisión de «cesar de forma voluntaria y por motivos comerciales, la distribución y venta del implante Essure en todos los países excepto en Estados Unidos y de no continuar con el procedimiento de renovación del certificado de marcado CE para su comercialización en la Unión Europa y por tanto en España». Posteriormente, la empresa Bayer comunicó la suspensión voluntaria de la comercialización en Estados Unidos, de forma gradual, hasta diciembre de 2018.
Según la Plataforma Libres de Essure, ni la empresa Bayer ni los ginécologos que daban las charlas por España hablando de las supuestas bondades del dispositivo informaron de los graves efectos secundarios que este muelle podía provocar en el cuerpo de la mujer. Estos facultativos hablaban del Essure como si fuera la solución definitva, mejor que el DIU y mucho mejor que la ligadura de trompas.
Ese panorama de teórica normalidad y bonanza científica se tornó en oscuridad para miles de mujeres en España (y millones en el mundo). De hecho, la empresa Bayer tiene que lidiar actualmente con un número ingente de denuncias por parte de las damnificadas, de esas mujeres que esperaban eficacia, honestidad, sinceridad y ética profesional y recibieron un regalo envenenado literalmente hablando. Porque el Essure contiene níquel, un elemento invasivo que produce dolor pélvico, y fibras PET, que son cancerígenas.
La historia que sigue a continuación es la de Techy Martín, peluquera de 36 años de Almuñécar (Granada) y coordinadora de la Plataforma Libres de Essure en Granada, Jaén, Almería y Málaga. En 2010, después de tener a su tercer hijo, Techy y su marido fueron a la médica de cabecera para informarse de la vasectomía. «Ella nos mandó a Urología del Hospital de Motril, donde el médico la denegó dos veces por falta de puntos según alegó ya que según él, mi marido era muy joven y tenía que pensar en el futuro, que la vida da muchas vueltas y podríamos separarnos y querer tener más hijos con otra pareja», recuerda con indignación Techy.
Entonces, este facultativo aconsejó que se sometiera a una ligadura de trompas (Martín tenía por aquel entonces 26 años, uno menos que su marido). «Mi marido le respondió que yo tampoco tendría puntos y que yo, por un problema que tenía en ese momento en la sangre, no era conveniente una intervención y tampoco un embarazo. Tampoco podía tomar anticonceptivo por intolerancia. Y ponerme el DIU se descartaba, ya que mi último embarazo se gestó con este dispositivo puesto», añade Techy.
Este facultativo dijo que el caso de la mujer era distinto, ya que, al tener tres hijos, reunía la puntuación y que esos problemas que referían los tenía Techy y no su marido, así que quien tendría que poner solución era ella. «Nos pareció muy fuerte todo, pero decidimos no discutir y volver a mi médico de cabecera para que me mandara a ginecología y que allí me hicieran un informe para urología que pudiéramos presentar desaconsejando la ligadura», asevera la granadina.
Meter el Essure por los ojos a costa de la ética profesional
En ginecología, le detectaron un mioma en el útero y, al contarle que no quería tener más hijos, tomaron la decisión de intervenir para quitar el mioma y, además, hacer la ligadura. Pues bien, Techy llegó a quirofano. La ginecóloga, teniendo en cuenta su historial, decidió no operar y quitar el mioma de manera vaginal, ya que estaba en una zona que se llegaba con facilidad y le podían hacer una intervención de oclusión permanente de trompas que era revolucionaria en ese momento: el método Essure. «Me dijo esta médica que la ligadura tradicional ya no se hacía a no ser que fuese al dar a luz por cesárea», pone de relieve Techy.
«Ellos se empezaron a reír y me volvieron a tumbar diciéndome que estaba loca (con risas, en tono de humor), que cómo iba a llevar níquel, que eso sería una locura, que era acero quirúrgico», revela Techy Martín
«Cuando estaba allí tumbada vi que abría un paquetito, vi algo plateado y me levanté y les pregunté que eso qué era, que si llevaba metal, que yo era alergica al níquel y no sabía si a algunos más. Ellos se empezaron a reír y me volvieron a tumbar diciéndome que estaba loca (con risas, en tono de humor), que cómo iba a llevar níquel, que eso sería una locura, que era acero quirúrgico como los muelles que ponen los cardiólogos en pacientes con problemas de corazón (stent)», denuncia Martín.
Techy prosigue su espeluznante historia en la que esta ginecóloga pisotea de forma deleznable el juramento hipocrático: «Confié y me los pusieron, uno de ellos sin problema aunque con mucho dolor. El otro era insoportable e incluso me maree y vomité. No podía ni levantarme de la camilla, del dolor en la ingle, dolor que tuve seis años hasta su explantación. Cuando salí, me dieron una tarjeta con el número de lote y demás información. No se me ocurrió leer la parte de atrás en ese momento, lo leí cuando encontré a más afectadas tiempo después y fue en ese momento donde descubrí que, entre otros metales y aleaciones, se encontraba el níquel, al que soy muy alérgica».
Esta activista granadina pasó un auténtico martirio durante demasiado tiempo, algo que se podía haber evitado diciendo la verdad sobre el cachivache de Bayer: «A los tres meses me hicieron una radiografía para ver si las trompas estaban selladas y, en esa consulta, pregunté si era normal que el dolor aún siguiera y que no pudiera ni agacharme, que no podía mantener relaciones sexuales y que mi barriga estuviese tan inflamada. La respuesta fue que era normal, que me tendría que acostumbrar a ellos y que aún era muy pronto. A los pocos meses empecé con unos dolores de cabeza increíbles, empecé a sentirme cansada y no podía tirar de mi cuerpo. Al año, buscando información por internet, descubrí un grupo de mujeres americanas que hablaban de los problemas que les ocasionaban los Essures y allí encontré españolas que andaban tan perdidas como yo y con muchos de los síntomas que yo padecía: inflamación abdominal, dolor de cabeza, dolor articular, cansancio extremo, dolor lumbar, pinchazos en la zona del bajo vientre, contracciones, dolor pélvico, infecciones, caída de pelo, caída de piezas dentales, dolor en las relaciones sexuales… Al ver esto, pensé que no era la única loca entonces».
Un ginecólogo maleducado y desalmado
El ginecólogo al que fue Techy después tampoco demostró ser un buen profesional en ninguno de los sentidos: «Volví a mi médico de cabecera y me mando al ginecólogo. Allí me decían que de Essure no era, que se me quitara de la cabeza, que no tenía nada ginecológico y que lo que tenía que hacer es no comer tantos bollycaos para no tener esa barriga de embarazada de seis meses, que hiciera ejercicio y que hiciera más el amor con mi marido y seguro se me quitaba todo (me mandó hasta lubricante)».
Así, de peregrinaje de consulta en consulta, Techy Martín estuvo cinco años. Incluso hasta se empezó a creer que era una locura y que no era culpa del Essure. Hasta que un día le dio uno de sus habituales dolores de cabeza y se le empezó a dormir la cara (parestesia). «Tras ese dolor y esa sensación de acolchamiento, se me hinchaba ese mismo lado, incluso se me cerraba el ojo de la inflamación, con lo cual teníamos que correr al hospital, ya que incluso llegaron a pensar que me estaba dando un ictus. De Almuñécar a Motril, de Motril al Clínico de Granada… Todas las pruebas salían bien y no sabían que me pasaba, hasta que una de las veces un neurólogo me vio y me preguntó si yo llevaba algún implante metálico. Al responder que llevaba Essure, el neurólogo me respondió que no buscara más, que acudiera a ginecología y que eso me lo quitaran de inmediato. Le hice caso y volví a ginecología del Hospital de Motril, donde de nuevo se negaron y me volvieron a llamar loca y que se me quitara de la cabeza de una vez por todas relacionar mis problemas con Essure, que aunque los tuviese, los Essures no se quitaban, que era algo que llevaría hasta que me muriera, ya que a ellos solo les enseñaron a ponerlos y en ningún caso se podrían quitar», subraya Techy.
¿Quién me devuelve los años que pasé mal y quién le devuelve a mis hijos la madre que perdieron durante seis años, en los que no pude ni jugar con ellos? ¿Y a mi marido?», se pregunta Techy
Ante esa situación y con la ayuda de sus compañeras de la Plataforma Libres de Essure a la cual pertenecía desde su creación, Martín buscó quién y dónde se los podrían quitar y encontró un artículo de un ginecólogo de Granada hablando maravillas de Essure. En los comentarios, le contó de sus problemas, le dijo que si él podría verla y aceptó, ya que no se creía que sus problemas fuesen reales. Vio a Techy e inmediatamente tramitó su operación. Le dijo que se los tendrían que quitar, ya que estaba claro que le estaban dando problemas. Así, el 22 de septiembre del 2016 la operó realizando una salpigestomía bilateral por laparoscopia.
«Desde ese momento, como por arte de magia, mis problemas desaparecieron. A las 24 horas, mi barriga ya no estaba inflamada. Mi cara ya estaba sin inflación y el dolor de la ingle desapareció. Tres años y medio después de la retirada de los dispositivos Essure, sigo sin los problemas que tenía y volví a recuperar mi vida, mi salud y mis ganas de vivir. Pero ¿quién me devuelve los años que pasé mal y quién le devuelve a mis hijos la madre que perdieron durante seis años, en los que no pude ni jugar con ellos? ¿Y a mi marido?», se pregunta Techy.
En el Hospital Virgen de las Nieves, hace unas semanas, a una afectada en una consulta y «a tirones» le intentaron quitar los Essures sin anestesia y «provocándole el desmayo por el dolor», denuncia Techy Martín
Ahora Techy Martín, desde la Plataforma, intenta ayudar a las mujeres que se encuentran en la misma situación que estuvo ella, aconsejándolas y amparándolas en la medida de lo posible, ya que en las consultas, a día de hoy, «siguen desamparándolas y el trato no ha cambiado demasiado desde que yo empecé, aun existiendo la guía por la que tanto hemos luchado. Al no ser de obligado cumplimiento, siguen pasándola por alto e incluso se ríen de ella, al igual que de las afectadas».
En el Hospital Virgen de las Nieves, hace unas semanas, a una afectada en una consulta y «a tirones» le intentaron quitar los Essures sin anestesia y «provocándole el desmayo por el dolor«. Se lo partieron y le decían que esa era la forma correcta de quitarlo, que no existía otra manera. «La afectada me llamó llorando para contarme lo sucedido y yo no podía dar crédito a que, en un hospital donde tienen conocimiento (ya que nos hemos reunido muchas veces) y trabaja el presidente del Colegio de Médicos de Granada, Jorge Fernández Parra -el cual fue el que me opero a mí e incluso estuvo presente en una de las reuniones en Madrid en la que se valoró la guía de actuación-, se permita que estas cosas sigan pasando», apostilla la activista granadina.
Mi apoyo a esta heroina Granaina, es todo un ejemplo a seguir de confianza en ti misma ante todos los contratiempos del mundo. Y una vez más corroboro el tilde machista de esta sociedad muy difundido entre la especialidad de Urologia aunque sean facultativos siguen siendo Machistas, no tienen otra palabra. Y mi enfado ante la ineptitud de algunos profesionales en Ginecologia que se dejan llevar por su orgullo, su fata de profesionalidad jugando con la ignorancia, cuando los inexpertos son ellos. Hechos que deben ser denunciados para que se pueda proceder a la incapacita ion profesional de los culpables
Calvario vejatorio indigno. ¿Jorge Fernández Parra puede dormir?..
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Es un gran error por estos poner un anticopcetivo en nuestro interior siempre estamos espuestas a dolores y a peores concesecuencias algo muy dificil ..
Yo estoy padeciendo algo parecido aun estoy estudiadome . Un saludo cordial..desde cuba
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Yo unos meses antes de la pandemia estuve hablando con el ginecólogo y me dijo que perdiera unos quilos para poder operarme……y que entonces hablaríamos. Me sentí un poco humillada. Pero bueno. Al entrar en pandemia me resulta imposible que me den cita para el ginecólogo. Por cierto no he podido perder peso apenas. El día que me den cita porfin no se si el ginecólogo me dirá otra vez lo mismo o ya por fin me operará. Sobra decir que estoy indignada y enfadada con toda esta situación. No saben que excusas poner para no quitarle lo.
Mi más enhorabuena a todas las que habéis podido libraros del essure por fin,a mi me lo quisieron poner con líquido en la trompa y a la espera de una invitro,es increible que un médico pueda ofrecerte una barbaridad así,hoy día se seguro que no estarían aquí mis hijas si no hubiera elegido la intervención a lo que me metieron miedo alegando que el essure era un momento,cada vez que veo a una afectada o leo algo de esto se me ponen los pelos de punta.