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Dos agentes ante la Comisaría de la Policía Nacional de Linares.

Opinión

La niña de nuestros ojos está en Linares y se llama Libertad

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Que la principal función de la policía no es proteger al pueblo es algo que ya se sabía. Somos la excusa perfecta para perpetrar sus verdaderas labores: ejercer de escudo armado a los que ostentan el poder

Ellos no nos protegen a nosotros, sino que se dedican a proteger a la clase política de nosotros. Tienen pánico a que un día por fin despierte el pueblo y se den cuenta de la mentira en la que vivimos. Un sistema represor y en contra de las libertades fundamentales. La policía siempre está en las manifestaciones, pero no para garantizar que esta se produce de manera normal y sin incidentes, sino para que, si alguna proclama o arenga se sale de lo que ellos piensan que se puede permitir y que ataca al sistema del que ellos también son de los pocos que se benefician, actuarán con toda la fuerza que a ellos la ley sí que les permite utilizar.

Lo que ha pasado en Linares con esos policías que le dieron una paliza a un padre en presencia de su hija menor de edad, es más habitual de lo que la gente se puede pensar. Que los medios de comunicación generalistas no saquen estas noticias no significa que no existan. La verdad está ahí fuera, como decían en Expediente X. Si esta noticia se ha llegado a saber es porque la gente que pasaba por esa calle grabó con sus móviles esa salvaje agresión sin justificación alguna. La tecnología tiene este tipo de daños colaterales para los que quieren tenernos controlados. A veces el tiro les sale por la culata. La pistola siempre en posesión del más salvaje e irracional. Pistolas contra móviles. Disparos de realidad.

El Estado policial se va imponiendo lentamente. Están para ver si llevas puesta la mascarilla y si te la has puesto por encima de la nariz, si no multazo al canto. Si cumplimos el toque de queda y no nos pasamos de la hora impuesta. Una persona en la calle de madrugada es un bulto sospechoso, un loco, un transgresor, alguien que merece ser golpeado y llevado al calabozo y, por supuesto, multado con casi lo que gana un español medio en un mes. La policía existe porque los que mandan piensan que nosotros, el pueblo, somos la chusma, unas bestias taradas con ningún tipo de sentido común, y ellos están ahí para domesticarnos y llevarnos por el buen camino, el que les interesa a ellos.

Justifican su labor deteniendo a raterillos de poca monta, a narcotraficantes, esos delincuentes silenciosos, que no hacen daño a nadie en su día a día, el que se droga tiene toda la información al alcance para saber por qué lo hace. Pero eso es lo de menos, la salud a los que mandan es lo que menos les importa a los que mandan, les preocupa el dinero que dejan de ganar. Tiene que estar todo en sus manos. Ellos sí que saben gestionarlo e invertirlo en paraísos fiscales, comilonas, casas, coches. Nosotros, los pobres, solo sabemos invertir en la ilusión de un euromillón, un boleto con destino a la frustración. Las menos de las veces detienen a proxenetas y mafias de la prostitución, y su labor sí que tiene sentido. O cuando detienen a asesinos o a seres violentos, con los que algunos de ellos comparten esas oscuras energías. El fin lo justifica todo. Estado maquiavélico.

Mucha policía, poca diversión. Esta canción es un verdadero himno a la libertad. El control de la sociedad por parte del Estado es propio de estas series de televisión tan de moda, con sus distopías cada vez más reales. Tienen pánico a que un día despertemos en conjunto y nos demos cuenta de que solo somos siervos al servicio de una clase privilegiada con todos los derechos y ninguna obligación. La ley les asiste, la palabra democracia la llevan en la boca como ese trozo de jamón ibérico que no se cansan de saborear. Miedo a que la indignación se haga real y no como ahora, que es el pataleo de unos pocos a los que llaman locos, perdón por la rima fácil, propia de los malos poetas y de todos los políticos, y cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Ellos van siempre a lo fácil y con cuatro eslóganes sencillitos logran convencer a una parte de la sociedad tan cansada, que solo quiere que “le piensen por él”.

Saben que cuando llegue esa revolución, son los primeros que se sorprenden de que todavía no se haya producido, la finalidad de estos cuerpos y fuerzas armados, tomará el sentido por el que fueron constituidos, la defensa de un régimen vestido de una libertad, que por tanto no puede ser llamada así. Tendrán que reducirnos con sus porras amistosas, jugarán con nosotros a lanzarnos pelotas de goma a la cabeza y a la espalda, nos invitarán a sus casas, y nos meterán en la habitación de huéspedes, una habitación con vistas a los barrotes.

Ser la resistencia activa tiene ahora más sentido que nunca. No pondremos la otra mejilla, ya se encargará la porra de encontrarla. Seremos golpeados, pero no se puede luchar contra una ilusión que se retroalimenta en nuestros corazones. Está más joven que nunca, tiene la fuerza que da tener 14 años y que a su padre le hayan dado una paliza.


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4 comentarios

  1. José Luis Pérez

    Impresionante artículo que se ilustra con un video, donde se ve también la agresión a un policía local por parte de estos impresentables. Y totalmente de acuerdo con Manuel Gálvez: vivimos en una dictadura donde la policía ejecuta la voluntad de unos pocos y jamás han pensado en la defensa del ciudadano.

  2. Belén Sánchez Sánchez

    Menos mal que se grabó. Si no, estarían detenidos los ciudadanos. Es una salvajada la paliza que dieron a diestro y siniestro. Ya se creen por encima de la ley. El que no vea que vivimos una dictadura encubierta es que mira para otro lado.

  3. ¡Muchísimas gracias a este medio (el libre.es) y a Manuel Gálvez, por hacer periodismo.
    Hoy más que nunca, la sociedad, humanidad, os necesita.
    Gracias también a los reporteros improvisados. Gracias al pueblo de Linares.
    Gracias por difundir cómo un parlamento de parásitos han abierto las puertas a los chulo-putas, que pretenden campar a sus anchas, menospreciando la vida y la libertad de quienes, además, les están pagando.

  4. Mercedes

    Indignante y gravísimo suceso. Ya está bien de utilizar matones para el servicio público

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