No sé que pensar del polémico cartel de Semana Santa sevillano de este año. Las principales críticas lo tachan de afeminado o gay, que está hipersexualizado, y muchos opinan que es blasfemo. Otros dicen que es una visión más moderna de Cristo. Y el autor, que tomó como modelo a su hijo, se defiende diciendo que estamos en pleno siglo XXI
Si hubiera dicho otra cosa, me parecería mejor. Me explico. Precisamente porque estamos en el siglo XXI, en el que nadie se escandaliza con nada, en el que muchas cantantes salen al escenario casi desnudas, las letras de muchas canciones que escuchamos (y escuchan) menores son pornográficas y los concursantes del First dates parecen originarios de Sodoma y Gomorra… Precisamente por eso, que no nos pongan a un Cristo en plan sexy. Porque sí lo parece. No ya porque el modelo sea joven y guapo, sino por esa estudiada forma de tapar y enseñar a la vez.
Me pregunto si hubiera existido polémica si se hubiese pintado al mismo modelo pero con una túnica puesta. La respuesta es que no. Otra cosa que no entiendo es que dicen que parece un cartel de LGTBI… Bueno… ¿Lo seguiría pareciendo si llevara túnica? Por otro lado, ¿no somos todos hijos de Dios, también las personas con distinta orientación sexual?
Ha habido realmente casos de muy mal gusto y de falta de respeto aberrantes, como aquella exposición extremeña de Antonio Montoya, subvencionada con dinero público. Por desgracia, vi unas fotos en los periódicos y no me surgió ninguna duda. Parecía una exposición hecha por un psicópata, hiriente, dolorosa y repulsiva no sólo para los cristianos, sino para aquellos que tuvieran dos dedos de frente. Vamos, una auténtica mierda. El cartel de este año no llega a ese extremo, pero tampoco es que sea recatado. Tampoco me parece de mal gusto… Un poquito más de tela sería la solución.
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