Cuando todavía está reciente el Día de la Familia, que se celebró el pasado domingo 15 de mayo, os dejo una lista de derechos familiares fundamentales que conviene tener presente:
- Derecho a meter la pata con nuestros hijos y a aprender de nuestros propios errores sin la necesidad de que nadie nos meta el dedo en el ojo para recordarlo.
- Derecho a discutir delante de los niños (casi todos lo hacemos) y a que luego les pidamos unas buenas y sinceras disculpas.
- Derecho a dar ejemplo todos los días y a que alguno de esos días no seamos el mejor de los ejemplos.
- Derecho a no tener que saturar a los niños a base de actividades socio-lúdico-mega-guay y a enseñarles a perder el tiempo.
- Derecho a algún día sentirnos mal, o simplemente no sentirnos bien, y a no tener ganas de hablar e incluso ganas de llorar. ¡Somos humanos!
- Derecho a soltar de vez en cuando un: «Cuando seas padre/madre comerás huevos» y sin remordimientos (nuestros padres se quedaban tan a gusto cada vez que lo decían).
- Derecho a querer desheredar a nuestros hijos, incluso varias veces en un mismo día, y a volverlos a querer como herederos rápidamente.
- Derecho a no ser el mejor o la mejor chef del barrio, es decir, a que no siempre todo lo que cocinemos esté para hacerle fotos, y a que nos den las gracias por el esfuerzo diario.
- Derecho a no tener ganas de ir al parque, aunque sabemos que al final lo haremos; pero sí poder disfrutar de ese ratito en que te imaginas diciendo que no y quedándote en casa.
- Derecho a ponerles el termómetro aunque no tengan nada, pero también a aprender que la fiebre es la mejor amiga del desarrollo y a no tenerle miedo (ayuda a tu pediatra a librarle de algunas citas inútiles, te lo agradecerá).
- Derecho a gritar en el coche algún desahogo espontáneo soez y grosero y a querernos morir cuando nos demos cuenta de que nuestros hijos van detrás con la cara desencajada.
- Derecho a no querer ir a Disneyland París, aunque si al final vamos, que muchos iremos, tenemos derecho a pasarlo bien incluso.
- Derecho a no comprar a nuestros hijos el último merchandising de turno por mucho que se empeñen entre ellos y las multinacionales (sólo proporcionan placer hasta que sale otra película nueva, y así siempre).
- Derecho a que nuestros hijos vayan al colegio con los deberes sin hacer, o mal hechos, y a que gracias a eso aprendan a ser responsables de una vez por todas de sus cosas.
- Derecho a que los vecinos piensen que «estos están locos» de los gritos e improperios que se puedan llegar a oír, la culpa es de las empresas constructoras.
Nuestros hijos necesitan madres y padres de carne y hueso, madres y padres maravillosamente imperfectos. No es magia, es educación.
Totalmente de acuerdo, a la porra los padres perfectos. Además, no es oro todo lo que reluce.
A mí esa opinión me parece obsoleta y, ahora lo explico: estamos viviendo en la sociedad del cansancio, en el enjambre, en la no cosas.
En la sociedad de la injusticia epistémica, en marcos de guerra…
Vivimos en la era de la velocidad, en el cuerpo sin órganos, en la desterritoralizacion… en el odio, el individualismo, la meritocracia.
En el neoliberalismo….
Muy entusiasta y persuasivo.
Auténtica pedagogía, Rousseau con su Emilio. Abrir en canal el cuerpo social, volver del revés las verdades que todo el mundo acepta yendo siempre al fondo de la cuestión.
La raiz de todos los males: el enfrentamiento del individuo con el mundo; la máscara del hombre. «Educare», sacar para a~fuera.
El Hombre Natural, atemporal, muy propia para «cualquier época».